Archivos Mensuales: octubre 2010

Reflexión sobre el Halloween

Reflexión sobre el Halloween


Pbro. Ernesto Caro

Ante todos estos elementos que componen hoy la fiesta del “Halloween” nos preguntamos:

1. ¿Es que, en aras de la diversión podemos aceptar que los niños, al visitar las casas de los vecinos, éstos les EXIJAN dulces a cambio de no hacerles una daño (rayar las paredes, romper huevos en las puertas, etc.)?

2. ¿Qué experiencia (moral o religiosa) queda en el niño que para “divertirse” ha usado disfraces de diablos, brujas, muertos, monstruos, vampiros y demás personajes relacionados principalmente con el mal y el ocultismo, sobre todo cuando la televisión y el cine identifican estos disfraces con personajes contrarios a la sana moral y ni que decir de la fe y los valores del evangelio (paz , justicia, amor, lealtad, bondad, etc.)?

3. ¿Cómo podríamos justificar como padres de una familia cristiana que nuestros hijos, en el día de Halloween, hagan daño a las propiedades ajenas? ¿No seríamos totalmente incongruentes con la educación que hemos venido proponiendo en la cual se debe respetar a los demás y que las travesuras o maldades no son buenas? ¿No sería esto aceptar que una vez al año se puede hacer lo prohibido?

4. Con los disfraces y la identificación que tienen estos con Hollywood, ¿no estamos promoviendo en la conciencia de los pequeños que el mal y el demonio son solo fantasías, parte de un mundo irreal que nada tiene que ver con nuestras vidas y que por lo tanto no nos afectan?

5. ¿Que experiencia religiosas o moral, queda después de la fiesta del Halloween?

6. ¿No es esta otra forma de relativismo religioso con la cual vamos permitiendo que nuestra fe y nuestra vida cristiana se vean debilitadas?

7. Si aceptamos todas estas ideas, y las relativizamos, en “aras de la diversión de los niños”, ¿cómo podremos corregir y hacerle ver a nuestros hijos el mal que se esconde detrás del “juego” de la “Quija” que pone en grave peligro su vida espiritual? ¿O que diremos al joven que durante toda su infancia “jugó” al Halloween, cuando éste visita a los brujos, hechiceros, médium, y los que leen las cartas, todos estos contrarios a la fe y a la vida cristiana?

8. Es que nosotros como cristianos, mensajeros de la paz, del amor, de la justicia, portadores de la luz para el mundo, ¿podamos identificarnos con esta fiesta en donde todos sus elementos, hoy por hoy, hablan de temor, injusticia, miedo, y oscuridad?

Falsificando una devoción – Católicos Firmes en su Fe

Falsificando una devoción – Católicos Firmes en su Fe: «Falsificando una devoción
Navegando en un diario local por la web me encuentro con esta noticia.
Prostitutas y narcotraficantes celebraron el día de su santo protector

Por: Redacción eltiempo.com | 4:55 p.m. | 29 de Octubre del 2010
Santo
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Por un día dejaron sus actividades para pedirle a San Simón que los llene de prosperidad.

Provenientes de distintos puntos de Guatemala y de países como México, miles de devotos se reunieron en el recién estrenado templo de San Simón en el poblado de San Andrés Itzapa, en Guatemala, para rogar que se cumplan sus anhelos.

Las autoridades locales estiman que llegaron al poblado unos 10.000 visitantes, incluidos turistas de diversas partes del mundo, atraídos por la devoción al santo o por curiosidad.

Mientras algunos le piden amor, dinero, prosperidad y salud, otros le piden por la ‘desgracia’ de sus enemigos.
San Simón, es conocido por ser el santo de las prostitutas, narcotraficantes, comerciantes y borrachos.
Lo más grave de esta noticia es la última frase:
San Simón, es conocido por ser el santo de las prostitutas, narcotraficantes, comerciantes y borrachos.

Y yo me pregunto: ¿de donde saca este periódico, semejante mentira?
Es increíble como venden una mentira por un medio de comunicación masivo, y obvio no se hacen esperar por parte de los comentadores de la noticia, toda clase de burlas e improperios contra la Iglesia. Y de seguro que esta noticia ya le dará comida para los lobos enemigos de la Iglesia que buscan de algún modo sembrar cizaña y mentira. Solo observando la imagen del ‘muñeco’ que tienen en la foto, nos damos cuenta de la mala intención de este medio de comunicación.

Si nos tomáramos el tiempo de revisar en el Santoral de la Iglesia, nos diéramos cuenta que NUNCA la Iglesia ha declarado ‘patrón’ a San Simón Apóstol, y menos para hacerlo de personas que violan flagrantemente la Ley de Dios. ¿Dios puede acaso estar contento con el actuar de narcotraficantes y prostitutas cuando lo que ellos hacen está en contra de su enseñanza?
la Palabra de Dios dice:
¿No saben acaso que sus cuerpos son miembros de Cristo? ¿Cómo voy a tomar los miembros de Cristo para convertirlos en miembros de una prostituta? De ninguna manera.
¿No saben que el que se une a una prostituta, se hace un solo cuerpo con ella? Porque dice la Escritura: Los dos serán una sola carne. (1 Cor 6, 15-16)

Peor aun, es que quieran darle protección a un borracho a través de un santo que esté en el Cielo en plena comunión con Cristo. Es simplemente absurdo, cuando nuevamente la Palabra dice:
¿Ignoran que los injustos no heredarán el Reino de Dios? No se hagan ilusiones: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los pervertidos,
ni los ladrones, ni los avaros, ni los bebedores, ni los difamadores, ni los usurpadores heredarán el Reino de Dios.(1 Cor 6, 9)

Así que hermanos, no podemos estar creyendo cuanta basura venden los medios de comunicación sólo para satisfacer el morbo mental de unos cuantos que sólo viven buscando dañar la imagen de la Iglesia.

Consultando el Martirologio Romano podemos ver que se dice de San Simón y San Judas, cuyas fiestas se celebran juntos, por ser hermanos ellos, y ambos primos de Cristo. http://www.tradicioncatolica.com/index.php/2008/10/28/martirologio-romano-1956-28-de-octubre/, que de San Simón no se tiene como patrón de nada pero San Judas sí se tiene como patrón de los hospitales y trabajadores de hospitales.

¿Quien es entonces este personaje que ha usurpado la figura de un Apóstol de Cristo?

La historia nos lleva a Guatemala, en donde este personaje es llamado Maximon
Santo

¿Si nota el lector una gran coincidencia con el muñeco de la foto en la noticia? ¿Si se aprecia total diferencia con el Santo Apóstol Simón?

Este personaje surge de las historias populares en un pueblo llamado Santiago Atitlan, en Guatemala. Cuanta una leyenda, que en el pueblo sucedían cosas productos del mal, de la brujería, y que las personas estaban desesperadas, así que decidieron construir un gran ‘abuelo’ que los protegiera. Fue así que pasó lo siguiente un día que volvían del bosque sin encontrar la madera adecuada:
http://www.santiagoatitlan.com/Religion/Maximon/maximones.html

Cuando estaban bien cansados llego una muchacha muy bonita y les dijo: ‘ Pobresitos, están tan cansados. ¡Bien, Les vine a traer un poco de atol (una bebida de maíz) y un poco de pan. Entonces cada uno comió el pan y bebió una tazita pequeña de atol. Cuando acabaron con el atol yel pan la muchacha brinco y se burlo de ellos y dijo ‘les gané hoy! ‘.La Cofradia Santa Cruz Entonces todos los Nahuales notaron que tenían orina de caballo en sus copas y el pan era hecho de mierda. Entonces los Nahuales notaron que la persona que les había dado el atol y el pan no era una muchacha: era la cosa Vieja que ellos habían estado construiendo. Asi resulto que los Nahuales no se enojaron, sino que se pusieron muy felices. En ese momento, el Hombre Viejo desapareció como una fantasma. Entonces los grandes Nahuales le metieron mucho poder a su obra hasta que terminaron de tallar la mascara. Entonces fue que le formaron el cuerpo de puros trapos viejos. Estos trapos son sagrados. Como corazón le pusieron una piedra verde antigua tallada que estaba envuelto con tejidos sagrados. Esta estatua era muy sagrada para los grandes Nahuales de ese tiempo.

En sus codos le pusieron anillos para que pudieran amarrarlo. Por eso le dieron el nombre de Maximon que quiere decir ‘el amarrado’.Y como cara usaron la máscara que habiantallaron en el lugar llamado Chukox Aq’oom, y entonces fue cuando ellos lo nombraron ‘ Rilaj Maam’ y lo nombraron el Gran Abuelo del pueblo. Cuando terminaron su trabajo todos los Nahuales se juntaron y decidieron soltar al Hombre Viejo para que pudiera comenzar su trabajo. Asi fue que lo soltaron . Antes de que le permitieron irse le dieron muchos consejos para que él pudiera hacer su trabajo mejor. Le explicaron todo lo que tenía que hacer para su pueblo. Realmente, el único trabajo que tenía era de terminar con la brujería y con los seres malvados que vivian en el pueblo en ese tiempo. Asi fue que soltaron al Rilaj Mam, pero cuando él se encontró a las brujas y los seres malvadosos en las calles del pueblo actuó como si no podia hacer nada.
Así que vemos de donde viene el famoso personaje llamado Maximon. Pero es importante ver cómo se fue asociando este personaje ficticio con el verdadero Apóstol. Ya los indígenas y nativos habían asociado a este muñeco con otros santos católicos como Pedro y Miguel, e incluso con el mismo Iscariote al cual personifican el miércoles de ceniza y lo atan a un árbol. Esto llegó a ser condenado por la Iglesia Católica pero fueron enfrentados por los nativos. En una página que explica esta devoción indígena nos explica:

http://trace.revues.org/index457.html (Ver estudio más completo sobre la historia de este culto)
De Maximón a San Simón:un proceso de ladinización y de mestizaje

El Maximón de Santiago Atitlán no es único. Fue también el primero de toda una serie de imágenes suyas expendidas por la región del lago primero y después por todos los Altos guatemaltecos. Y a medida que nos alejamos de la región del lago de Atitlán, el Maximón va transformándose en “San Simón”. Pero a pesar de este nombre diferente y de muchas variaciones en el culto los fieles afirman que Maximón y San Simón representan el mismo personaje. Como lo señalaba ya Pilar Sanchiz Ochoa en una comunicación de 1993, los Maximones o San Simones proliferan por una gran parte de la geografía guatemalteca. Paralelamente, los “chimanes”, “brujos” o “zahorines” dedicados a practicar costumbre ante las figuras de Maximón o San Simón aumentan sin cesar por todo el país. En un contexto internacional sensible a la etnodiversidad, a las reivindicaciones de los derechos, y frente a una petición de exotismo cultural de parte de turistas cada vez más numerosos e importantes en la economía del país, el número de sacerdotes “mayas” aumentó considerablemente.
Así que hermanos, este muñeco no tiene ninguna relación con el Aposto,l dada por la Iglesia. Hace parte de un proceso cultural indígena en un pueblo de Guatemala, bastante influenciado por la cultura Maya. El culto de este Maximon NO es hecho por la Iglesia sino por brujos y en donde se hacen rituales con tabacos y licores, todo muy alejado de la devoción dada en la Iglesia a los Santos que estamos próximos a celebrar.

Así que católico instruido jamás será confundido y cuando alguien venga con noticias como esta, ya sabes qué responderle.

Bendiciones

Anwar Tapias Lakatt

– Enviado mediante la barra Google»

Biblia y San Agustín

 

CREO EN EL LAS ESCRITURAS POR LA AUTORIDAD DE LA IGLESIA CATOLICA
San Agustín de Hipona,
(«En Contra de la Epistola de Mani Llamada «La Fundación» 4:5-6 [397 D.C.])

«En la Iglesia Católica, sin hablar de la sabiduría más pura, al conocimiento de la cual pocos hombres espirituales llegan en esta vida, de manera que la sepan, de la manera mas extensa, efectivamente, porque son hombres, todavía con incertidumbre (ya que el resto de la multitud de gente deriva toda su seguridad no de la agudeza de intelecto, sino de la simpleza de la fe,) – sin hablar de esta sabiduría, la cual tu no crees que está en la Iglesia Católica, hay muchas otras cosas las cuales con mucha razón me mantienen en su seno. El consenso de la gente y las naciones me mantienen en la Iglesia; así también su autoridad, inaugurada por milagros, nutrida por esperanza, engrandecida por amor, establecida por edad. La sucesión de presbíteros me mantienen en ella, empezando por el mismísimo sillón del Apóstol Pedro, a quien el Señor, después de Su resurrección, le entregó a cargo que alimente Sus ovejas [Juan 21:15-17], en sucesión hasta el episcopado presente. Y así, finalmente, también el nombre mismo de Católica, el cual, no sin razón, en medio de tantas herejías, la Iglesia ha así retenido; de manera que, aunque todos los herejes deseen llamarse Católicos, sin embargo cuando un extraño les pregunta donde se reúne la Iglesia Católica, ningún hereje se atreverá a señalarles a su propia capilla o casa. Tales son, entonces, en número e importancia los lazos preciosos que pertenecen al nombre Cristiano los cuales mantienen a un creyente en la Iglesia Católica, como con mucha razón debería ser así, aunque por la lentitud de entendimiento, o por la escasa realización de nuestra vida, la verdad no se muestre completamente por si sola. Pero contigo, no hay ninguna de estas cosas que me atraigan o me mantengan, la promesa de verdad es lo único que es ofrecido. Ahora si la verdad puede ser tan claramente probada a tal punto de no dejar posibilidad de duda, debe ponerse ante todas las cosas que me mantienen en la Iglesia Católica; pero si solamente esta la promesa sin ninguna realización, nadie me va a mover de la fe que ata mi mente con tantos lazos tan fuertes a la religión Cristiana.
[…] Si tu te encuentras con una persona que no cree aun en las Escrituras, ¿Como le contestarías si esta te dice que no cree? Por mi parte, no creeré en las Escrituras a menos que la autoridad de la Iglesia Católica me mueva a ello. Así que cuando aquellos en cuya autoridad yo he aceptado creer en las Escrituras me dicen que no crea en Maniqueo, ¿Que mas puedo hacer sino aceptarlo?. Escoge. Si tu dices, cree a los Católicos: Su consejo para mi es que no ponga mi fe en lo que tu dices; así que, creyéndoles, soy prevenido de creerte; – Si tu dices, No creas a los Católicos: Tu no puedes con rectitud utilizar las Escrituras para traerme a la fe en Maniqueo; porque fue bajo el mandato de los Católicos que yo creí en las Escrituras. – Nuevamente, si tu me dices, estabas en lo correcto al creer a los Católicos cuando ellos te dijeron que creas en las Escrituras, pero estabas equivocado al creer su vituperaciones en contra de Maniqueo: ¿Me crees tan tonto como para creer lo que a ti te da la gana y no te da la gana, sin ninguna razón? Así que es por eso más justo y más seguro, habiendo puesto a primera instancia mi fe en los Católicos, no ir a ti, hasta que, en ves de que me insistas que te crea, me hagas entender algo de la manera mas clara y abierta. Para convencerme, entonces, tienes que poner de lado las Escrituras. Si mantienes las escrituras, yo me apegaré a aquellos quienes me mandaron a creer en las Escrituras; y, en obediencia a ellos, no te creeré en lo absoluto. Pero si por casualidad tienes éxito en encontrar en las Escrituras un testimonio irrefutable del apostolado de Maniqueo, debilitarías mi consideración para con la autoridad de los Católicos quienes me dicen que no te crea; y el efecto de esto será, que yo no creeré mas en las Escrituras tampoco, porque fue a través de los Católicos que yo recibí mi fe en ellas; y así lo que sea que me traigas de las Escrituras no tendrá mas peso para conmigo. Así que, si no tienes una prueba clara apostolado de Maniqueo encontrada en las escrituras, yo creeré a los Católicos en ves de a ti. Pero si tu encuentras, de alguna manera, un pasaje claramente a favor de Maniqueo, no les creeré ni a ellos ni a ti: ni a ellos, porque ellos me mintieron con respecto a Maniqueo; ni a ti, porque me estas citando esas Escrituras en las cuales he creído bajo la autoridad de «esos mentirosos». Pero lejos de que yo no vaya a creer en las Escrituras; creyendo en ellas, no encuentro nada en ellas que me haga creerte a ti.»

(San Agustín de Hipona. «En Contra de la Epístola de Mani Llamada «La Fundación» 4:5-6 [397 D.C.])

Biblia y San Agustín

¿Como enfrentar los peligros del Halloween? – Católicos Firmes en su Fe

 

¿Como enfrentar los peligros del Halloween?

HALLOWEEN.jpg image by astroboy86

Por: Jorge Armiñanzas

Lo primero que hay que decir es que el nombre de Halloween no es una fiesta pagana, Halloween viene de «All Hallow’s Eve» (Vispera de todos los santos) y por derivación «All Hallowed eve» «All Hallow Een» y «Halloween».
Luego esto se mezcló con influencias celticas (evidentemente de manera intencionada) por ejemplo las calabazas o el famoso «truco o trato» que es una leyenda sobre un espiritu (en algunos sitio he oido decir que era un druida) que iba por las casas y con el que era preferible hacer cualquier tipo de trato o si no podia enfermar a los de allí matar al ganado o quemar la casa
Otra cosa MUY importante es que, mezclado con cosas que pueen parecer poco importantes, Halloween ha puesto de moda la invocación de Espiritus y otro tipo de practicas que pueden conducir a la posesión demoniaca, por ejemplo se conocen posesiones por el tablero oüija (al que menciono porque es uno de los más comunes de ver en estas fechas). Por lo que debemos desterrar ese tipo de practicas de nosotros.
Lo que se celebra en la Vispera de todos los santos son los inumerables ejemplos de vida santa (unos conocidos y otros desconocidos incluso) que tiene la Iglesia, tantos que no caben en un año, pero que, sin embargo, merecen ser celebrados.
¿Como enfrentarnos a todo esto?: Lo primero recuperando nuestras costumbres, como ir a los cementerios a visitar a los familiares difuntos (porque en el deseo de todos está que sean santos y estén en el cielo) o poner películas y vidas de santos ese día, algunas personas sugieren vestirse de santos y celebrarlo solo con quien quiera.¿Porqué no?. Por supuesto (y ya que es una fiesta) ¿porque no celebrarla con familia y\o amigos? ¡¡mejor todavía !!.
Otra cosa muy importante es enseñar a la gente a distinguir entre realidad y fantasía, y enseñar a la gente a dejar esos temas dentro de la fantasía. Todos hemos tenido a súper héroes favoritos sean occidentales como los X-Men, Superman,… u orientales como los «Power Rangers» o Centella, pero por encima de la atracción sabíamos que eran cuentos y ahí debian quedar.
Lo que más atrae de los santos que conocemos es, que a diferencia de esos cuentos, son personas que han vivido en el pasado y que incluso alguno de nosotros puede haber conocido o escuchado a uno de ellos.
Celebrar su existencia y el que (cualquiera de nosotros) puede llegar a serlo es el verdadero proposito de esta bonita fiesta de la Iglesia. Como dice la Palabra: «Sean santos como vuestro Padre es santo»

¿Como enfrentar los peligros del Halloween? – Católicos Firmes en su Fe

ESCÁNDALO: ACUSAN A FAMOSO PASTOR AMERICANO Y LÍDER EVANGÉLICO DE PROSTITUCION HOMOSEXUAL

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El pastor Tedd Haggard era el presidente de la asociación nacional evangélica que agrupa a mas de 38,000 iglesias evangélicas con cerca de 30 millones de miembros.

Por Martín Zavala M.P.D.

Denunciado por un homosexual que se dedicaba a la prostitución. La noticia ha sido una bomba en Estados Unidos y en muchos países de América latina donde se están enterando de la acusación que han hecho en
contra del pastor Tedd Haggard ya que él no era solamente un famoso predicador de una mega-iglesia con mas de 15,000 miembros sino que él era el líder de la asociación nacional evangélica de todo Estados Unidos. Un signo mas que ha muchos evangélicos les hará pensar pues están acostumbrados a pensar que entre “ellos” no pasa eso, sino solamente en la
Iglesia católica.
Todo inicio con la denuncia que hizo Mike Jones el cual se dedicaba a la prostitución homosexual. Jones afirma que sostuvo relaciones homosexuales con el pastor durante tres años y que estaba sumamente molesto y lo denunciaba por su hipocresía, ya que un día lo miro en televisión hablando contra la homosexualidad siendo que él mismo la practicaba. Por eso ante las cadenas de televisión mas importantes y la prensa lo esta denunciando (CNN, TIME…).

Jones afirmó:
“ Yo soy gay(homosexual) y me hizo enojar mucho la hipocresía de este hombre quien predica en contra de nosotros y al mismo tiempo a escondidas esta teniendo sexo con gays”
Continuó diciendo:
“Él me pagó para tener sexo cerca de cada mes por tres años. Yo me anunciaba por Internet y fui contactado por este hombre. Usaba un nombre falso al llamarle para solicitar sus servicios. El pastor evangélico usaba un nombre falso y para el homosexual dedicado a la prostitución fue una sorpresa gigante el darse cuenta que el hombre con
el que había estado en muchas ocasiones acostándose, en realidad era un famoso pastor “cristiano evangélico”.
Jones dijo:
“Para mi también fue una tremenda sorpresa el darme cuenta de quien era este hombre en realidad pues yo solamente lo conocía por “Art” “Siempre se identificaba solamente como Art de Kansas city, por eso me quede sorprendido al ver quien era en realidad al estar viendo un programa de televisión en ‘History channel’ donde se hablaba del anticristo y
anunciaron que un experto sobre ese tema hablaría. Mi sorpresa fue mayúscula al descubrir que ese experto era un famoso líder “cristiano” y pastor evangélico con el cual yo había estado teniendo relaciones homosexuales por mas de dos años y medio hasta finales de Agosto”. Ted Haggard, presidente de miles de iglesias evangélicas, era otra persona
muy diferente a quien él lo creía. El pastor ocultaba su persona bajo el nombre de ‘Art’ posiblemente porque su segundo nombre es ‘Arthur’.

También le compraba drogas
Jones también afirma que el pastor evangélico le solicito comprar drogas (anfetaminas) y que las consumía un poco antes de tener relaciones con él pues quería tener una mayor” experiencia”.
El hombre dedicado a la prostitución dijo: “ Me pidió que le vendiera drogas pero al no venderlas yo lo que hice fue
recomendarlo a otra persona que si lo hacía y de esa manera las pudiera conseguir”.

El pastor y líder evangélico al principio lo negó todo…Haggard, al enterarse de la noticia y verse confrontado al principio negó
todo. Incluso dijo que él no conocía a esta persona, que nunca había consumido drogas y que no era homosexual sino felizmente casado. Sin embargo Jones volvió a aparecer y mencionó que él tiene en su poder
grabados mensajes en su contestadora telefónica, donde el pastor le había llamado y al no encontrarlo le dejó un mensaje de voz. Jones, incluso mostró un extracto del contenido de esas grabaciones y mencionó que las guardaría en caso de necesitar pruebas al respecto.
En la grabación se oye al pastor cristiano decir: “Hola Mike, soy Art. Te estaba llamando solamente para ver si podríamos obtener un poco mas… $ 100ó $ 200 esta bien”.
En un segundo mensaje, dejado un poco después empieza: “Hola Mike, soy Art. Estoy aquí en Denver y disculpa que te haya dejado de ver. Pero como te dije, si tu quieres continuar y conseguirme algo sería excelente…”
Al ser cuestionado el pastor sobre la veracidad de esto no le quedo mas remedio que admitir que si conocía a Jones pero que no todo era verdad. Que había sido tentado y que si las había comprado pero que las había tirado… y que si había contratado sus servicios pero solamente para un ‘masaje’.

Seguidores suyos y otros lideres al principio también lo negaron.. Al ser entrevistados algunos de sus 15,000 miembros afirmaron que eso era imposible:
“Son solamente ataques por las elecciones” dijo Brian una miembro de su iglesia.
Cox, otro miembro comentó: “Es ridículo”.
A su vez, otros pastores comentaron que hay que esperar e investigar…

Haggard, ya admitió su culpabilidad en inmoralidad sexual y sus lideres lo han reconocido.

A pesar de lo anterior, el día de ayer, el pastor evangélico, Ted Haggard, finalmente reconoció su culpabilidad. Durante el culto del día de ayer fue leída una carta que envío a los miembros de la iglesia que él fundó llamada ‘paradójicamente ‘vida nueva’.
“Yo soy un engañador y un mentiroso. Pido perdón. Es una parte obscura y repulsiva de mi vida”.
La misiva fue leída por el pastor Larry Stockstil líder de otra iglesia evangélica y dirigente de su agrupación. Su esposa manifestó que lo apoyará en todo momento. Mas de 7,500 personas aplaudieron al escuchar que se declaró culpable pero que pedía perdón y se prepararon para un culto muy emotivo, se afirmó por varios medios.
Ya fue “removido” temporalmente de su puesto como pastor principal de la iglesia que él mismo había fundado y también removido como presidente de la asociación nacional de iglesias evangélicas… Una lección para muchos evangélicos que dicen ser cristianos…
Ojala y este hecho sirva para que muchos miles de evangélicos dejen las actitudes anti-cristianas que han manifestado por años ante los escándalos de sacerdotes católicos:
1.- Fariseísmo: Considerarse buenos y diferentes a los demás, al
mismo tiempo que consideran pecadores y desprecian a los que no son
de su grupo. Esta actitud fue altamente cuestionada por Jesucristo.
Lc 18,9-14
2.- Criticismo: Fáciles para ponerse a juzgar y condenar cuando
algún católico comete errores o pecados. Jesús dijo: “ no juzguen
para no ser juzgados” Mt 7,1ss
3.- Oportunismo: Aprovechar cualquier falla, en cualquier rincón del
mundo, de un sacerdote para así atacar y llevarse mas adeptos a su
grupo religioso.
4.- Doblez de juicio: De lo mas entre muchos evangélicos y de lo mas
atacado por Jesucristo. Si son fallas de católicos dicen que es lo
peor del mundo, pero si falla uno de sus pastores simplemente lo
esconden o lo aceptan arrepentido y como si nada hubiera pasado. Ya
ha pasado con famosos evangélicos como Jim Baker, Jimmy Swagert,
Jessie Jackson, Edgar Lopez llamado Toby, Pat Robertson y otros mas.
Tampoco dijeron nada cuando hace unos meses la esposa de otro pastor
evangélico lo mató por la espalda. Cristo dijo: ¿Cómo es que miras la
brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que
hay en tu propio ojo? Lc 6,41-42

Una Iglesia de santos y pecadores
En realidad, es un hecho que en todas las iglesias hay y habrá fallas, pues están formadas por seres humanos. Incluso entre los mismos apóstoles al principio de la Iglesia hubo fallas:

No hubo un Judas que vendió a Cristo? Mc 14,10-11
Un Pedro que lo negó tres veces? Mc 14,29-30
Un Santiago y Juan que se pelearon por los primeros lugares? Mc 10,35-37
Un Tomás que era incrédulo y dudó. Jn 20. 25
Un matrimonio que quiso engañar a los apóstoles? Hech 5, 1ss.
Un creyente que cometió acto de inmoralidad sexual? 1 Cor 5,1ss.

Ya es tiempo que los evangélicos, que se autonombraron cristianos, acepten esta realidad de la Biblia y manifestada también en sus grupos religiosos.
Dejar de criticar a la Iglesia católica como si solamente en ella se dieran errores y utilizar eso para quererse llevar a mas adeptos a sus iglesias que ingenuamente creen que eso no pasa en sus grupos. Es mejor decir con humildad como el mismo apóstol san Juan lo manifestó:

“Si alguien dice que no tiene pecado es un mentiroso y la verdad no esta en
él” 1 Jn 1,8

Por algo nuestro Señor Jesucristo dijo que cuando oráramos dijéramos: “perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden…” Mt 6, 9ss.
Nuestra necesidad de pedir perdón a Dios reconociendo nuestras faltas nunca puede desaparecer. Por eso como cristianos que somos en la Iglesia católica tenemos siglos y siglos iniciando la santa Eucaristía (Lc 22,19; Jn 6,54; 1
Cor 11,23-26) con el “Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa por mi grande culpa…”
La Iglesia siempre ha sido de santos y pecadores y esta doble realidad como cristianos no la podremos negar.

¿Qué actitud tomar ante el hermano que cae?

Lo mas importante a realizar a la hora de ver a un hermano caer no es portarnos como fariseos modernos o jueces implacables. Por supuesto que tampoco indiferentes o consentidores con las fallas. ¿Qué actitud debemos tomar?:
1. Antes que nada hay que orar por el hermano o hermana que haya caído en su debilidad pues Dios odia el pecado pero ama al
pecador pues sigue siendo su hijo.(Lc 15,1ss.) En este caso como cristianos que somos los católicos nunca debemos de sentirnos alegres por el escándalo de este famoso líder y pastor evangélico.
Hay que pedir a Dios que le de fortaleza, sinceridad, arrepentimiento verdadero y conversión. Sobre todo pedir por su
esposa y familia quien debe de estar sufriendo terriblemente. Los católicos no somos tan mezquinos como algunos que ante las fallas de alguno de nuestros miembros se alegran y aprovechan. Dios bendiga a este hombre y a todos aquellos que con sinceridad le buscan y sirven. Ef 6,18
2. Orar por nosotros mismos y decidirnos a luchar con todas nuestras fuerzas y con el poder del Espíritu Santo para
nosotros no caer y ser piedra de tropiezo para los demás hermanos.
3. Luchar diariamente por caminar en santidad. San Pablo dijo: “ Trabajen con temor y temblor por su salvación” Fil 2,12 No
basta con estar en la Iglesia sino decidirnos a ser auténticos cristianos dando testimonio con nuestra propia vida del evangelio
de Jesucristo.
4. Levantar al caído. Nosotros creemos en un Dios de misericordia y debemos luchar por ayudar a todo hermano a que vuelva al camino del Señor. Ti 3,10; Mt 18,15

¿Qué hay que hacer entonces si en todas las iglesias hay fallas?

Sin embargo, creo que hay algo que no podemos callar por amor a Cristo y en fidelidad al evangelio completo que nos ha dejado.
Si en todas las iglesias hay fallas entonces ¿Qué debe de hacer un cristiano que ama a Dios y trata de hacer realmente su voluntad?

1. Algunos desafortunadamente seguirán engañándose a si mismos y se saldrán de la iglesia donde encontraron la falla para irse a
fundar otra por ellos mismos donde ahora si no habrá fallas, engañando así a sus nuevos seguidores y dividiendo mas y mas a la Iglesia. Así lo han hecho los mormones, los testigos de Jehová y muchas otras iglesias evangélicas que con toda tranquilidad se “apartan” del pecador en busca de una iglesia sin fallas.
2. Otros simplemente no aceptarán esta realidad y harán como que no han visto nada siguiendo con una actitud de fariseísmo señalando a todos los demás de pecadores.
3. Unos mas, aunque usted no lo crea, para evadir su realidad llegarán a decir que eso lo paso porque nunca conoció a Cristo y no estaba realmente convertido.
De mi parte, todo lo que esta pasando debe de mover a la gente a preguntarse con sinceridad:
Me quedo en una iglesia evangélica fundada por un hombre donde también hay fallas o busco la Iglesia que Cristo fundó que aunque también tendrá fallas tiene el soporte de Cristo que dijo: “Los poderes del infierno jamás la podrán vencer” Mt 16,18-19; Mt 7,24-27
¿Permanezco en la iglesia mormona o testigos de Jehová que también tienen fallas o mejor regreso a la única Iglesia que Cristo fundó?
¿Huyó de la verdad escondiéndome como muchos en el “anonimato” de un cristianismo que dice no tener religión ni iglesia para así culpar a otros y lavarse las manos como Pilatos a la hora de los problemas?
¿Abandono la Iglesia por considerarme puro o reconozco que yo también soy pecador necesitado de diaria salvación?

Personalmente creo que no hay que pensarlo mucho.

De estar en una iglesia con fallas fundada por un hombre, a estar a la Iglesia con fallas fundada por Jesucristo (Mt 16,18) sin duda que hay que optar por la Iglesia esposa(Ef 5,25) que él nos ha dejado: La Católica. La
única que tiene la plenitud de los medios de salvación y que por la historia y la sucesión apostólica se une a Cristo haciendo suya la promesa de que nada la podrá destruir.
Si Cristo la empezó es porque él estaba seguro que la sostendría hasta el fin. Es de ÉL y para ÉL. «Cualquiera, pues, que oye estas palabras, y las pone en practica, le compararé a un hombre sabio, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que oye estas palabras y no las pone en practica, se parece a un hombre necio, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina». Mt 7,24-27

Durante los dos mil años de vida la Iglesia católica ha tenido momentos muy difíciles y no lo podemos negar, ha tenido que enfrentar ‘vientos fuertes de herejías’, también ‘ríos acaudalados’ de poderes temporales que quisieron gobernar sobre ella y ‘golpes’ internos debido a las fallas de algunos de sus miembros… garantía que las sectas no tienen. En cambio a la Iglesia que él mismo estableció, nada la pudo destruir, ni lo podrá hacer. La razón de esto es que esta edificada sobre los Apóstoles y porque CRISTO es la Piedra Angular que la sostendrá hasta el final » edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra angular Jesucristo mismo» Ef 2,20

Si usted es católico, agradézcale a Dios el regalo de estar en la Iglesia que él fundó y que durará hasta el fin del mundo y luche por conocer y vivir su fe para ser un auténtico cristiano.

Si usted no es católico este es un momento fuerte para que recapacite y vuelva o se integré al redil de plenitud que Dios nos ha dejado: La Iglesia Católica.
Yo quiero vivir y morir en la Iglesia edificada sobre Jesucristo=Piedra Angular (Ef 2,20) y San Pedro=La Roca (Jn 1,42; Mt16,18) y que durará hasta el fin del mundo

¿Tenían imágenes los primeros cristianos?

¿Tenían imágenes los primeros cristianos?

Cuando vemos hoy día que los no católicos atacan tanto las imágenes sagradas, cabría la pregunta ¿Será que los que atacan están tan seguros que los cristianos auténticos en sus inicios jamás tuvieron imágenes, como para que nos cuestionen por ello? Uno tiende a pensar que de historia cristiana sabemos tan poco que seguro no hemos estudiado donde los cristianos primitivos nunca tuvieron imágenes.

¿Pero si alguno se atreviera a decir: es que si ellos llegaron a tener no les daban culto como ustedes los católicos, podemos ver de ejemplo esta página protestante que expresa que ya el problema no es fabricar algún tipo de imagen:

Dios ha sido muy claro y específico al prohibirnos el uso de estatuas e imágenes en las prácticas religiosas. Dios no prohíbe hacer una estatua de un héroe nacional y colocarla en la calle principal de la ciudad. No es esa la clase de estatuas que Dios rechaza. Pero las estatuas utilizadas en el contexto religioso de adoración e intercesión ante el Dios Altísimo están expresamente prohibidas.[1]

Lo resaltado en amarillo es lo interesante. Cómo tradicionalmente se ha interpretado Ex 20, 3 según ellos mismos es que Dios prohíbe fabricar imágenes:

Ahora, respecto a las imágenes, aunque a nadie le gusta que le digan que lo han engañado, es necesario comentar que los mexicanos hemos sido engañados por los supuestos «guías espirituales» del país. ¿Por qué? Bien, porque Dios prohíbe en Su palabra muy claramente la fabricación de imágenes[2]

Pero al ser cuestionados por otro tipo de imágenes, entonces han ahora flexibilizado que eso no incluye monumentos, cuadros, y obras de arte, y han introducido “aclaraciones” en su argumentación, que no están en el texto bíblico.

Una aclaración:

Hemos de señalar que este mandamiento no prohíbe el arte, ni la pintura o la escultura. Prohíbe el uso de imágenes u objetos religiosos en la adoración de Dios. Por ello se dice: «No te inclinarás ante ellas, ni las honrarás.» El mandamiento se refiere a cualquier semejanza de cosas del cielo, de la tierra o de las aguas debajo de la tierra… que sean usadas para adorar a Dios.[3]

Cuando leemos Ex 20, 4-5 encontramos varias prohibiciones:

No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra.
No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian (Ex 20, 4-5)

Vemos entonces 3 prohibiciones:

fabricar
postrar
dar culto.

¿Tiene sentido la forzada argumentación protestante? ¿Esa aclaración que hacen hoy día de permitir monumentos, obras de arte, etc se infiere en el texto?. Si en verdad fuera como ellos dicen, el texto debió PERMITIR fabricar imágenes PERO prohibir la postración y el culto, lo que SI daría lugar a entender que Dios las permitía pero no para ser usadas en la adoración.

Cuando vemos la traducción griega nos damos cuenta de:

oupoihseiv seautw eidwlon oude pantov omoiwma osa en tw ouranwanw kai osa en th gh katw kai osa en toiv udasin upokatw thv ghv[4]

la palabra kai es una conjunción que significa: “y”, es un conector entre frases que indica que no se pueden hacer y no se pueden postrar y no se le pueden dar culto. Así que Israel no podía hacer imágenes y tampoco podía postrarse ante las que ya hubieran ni darles culto.

¿Entonces, por qué el texto TAMBIEN prohíbe su FABRICACION? Para un católico esto no genera ningún problema ya que el texto original para la palabra traducida por imagen es “pesel” que significa “ídolo”; no utiliza “tselem” que es la palabra usada para “imagen representativa”[5]. Por eso un católico no tiene problemas, pues nuestras imágenes son representativas y NUNCA se usan para ser adoradas. Distinto es que los no católicos nos lo quieran achacar. Entonces, siendo literales al extremo como cuando conviene, como ellos hacen, Ex 201 4-5 prohíbe CUALQUIER imagen, y en el texto no se hace distinción para su fabricación dependiendo el uso. Todo les pasa por no entender que se refiere a “idolos” y no a “imágenes” el texto hebreo.

Nos damos cuenta que los no católicos hacen unas exégesis pero sin analizar el idioma hebreo en que fueron escritas las citas. Así, hasta un niño de 5 años hace exégesis bíblica. Lo más interesante aun, es cuando aseguran que los cristianos primitivos no tenían imágenes al comienzo:

Claramente, las Escrituras están contra el uso de los ídolos e imágenes en el culto de la iglesia. La iglesia del principio, la verdadera iglesia, nunca los usó. Pero cuando vino la » apostasía » y se mezclaron el paganismo y la cristiandad, se hizo un uso completo y libre de los viejos ídolos paganos los cuales heredó la » Iglesia».[6]

Aquí estamos ante un caso de total ignorancia histórica frente a las imágenes. El veneno está en mezclar maliciosamente en la misma frase la palabra “imagen” y la palabra “ídolo”. La Iglesia primitiva CLARO que tenían imágenes. Era parte de su vida cristiana, pero para esto tenemos que tratar sobre las Catacumbas.

Las catacumbas son los antiguos cementerios subterráneos usados durante algún tiempo por las comunidades cristianas y hebreas, sobre todo en Roma. Las catacumbas cristianas, que son las más numerosas, tuvieron sus comienzos en el siglo segundo y sus ampliaciones continuaron hasta la primera mitad del quinto.

En su origen fueron sólo lugar de sepultura. Los cristianos se reunían en ellas para celebrar los ritos de los funerales y los aniversarios de los mártires y de los difuntos.

Durante las persecuciones sirvieron, en casos excepcionales, como lugar de refugio momentáneo para la celebración de la Eucaristía.
Terminadas las persecuciones, las catacumbas se convirtieron, sobre todo en tiempo del papa San Dámaso I (366-384), en verdaderos santuarios de los mártires, centros de devoción y de peregrinación desde todas las partes del imperio romano[7]

Es importante notar que las Catacumbas se iniciaron en el siglo II, mucho antes de la supuesta mezcla pagana que auguran los protestantes., como la cita que pusimos anteriormente. ¿Por qué tenían que esconderse en Catacumbas los cristianos?

Desde sus comienzos, los cristianos fueron perseguidos. Inicialmente por los judíos y entre esos Pablo como él mismo narra:

Pues, hermanos, os habéis hecho imitadores de las iglesias de Dios que están en Judea, en Cristo Jesús, puesto que habéis sufrido también de vuestros compatriotas lo mismo que ellos han sufrido de los judíos. Éstos son los que mataron al Señor Jesús y a los profetas, y también a nosotros nos han perseguido. Y así no sólo no agradan a Dios, sino que se hacen enemigos de todos los hombres, al impedir que prediquemos a los gentiles para que se salven; y así están siempre colmando la medida de sus pecados. Pero la ira contra ellos ha llegado al límite. (1 Tes 2, 14-16)

El mismo San Pedro dirá a los cristianos en época de las persecuciones romanas:

Queridos míos, no se extrañen de la violencia que se ha desatado contra ustedes para ponerlos a prueba, como si les sucediera algo extraordinario.(1 Pe 4, 12)

Así que los cristianos empezaron a refugiarse y a reunirse para poder celebrar los sacramentos en estos lugares. Estos lugares recogen la tradición cristiana de los primeros dos siglos sobre el culto a las impagenes como podemos ver

Cubículo de los sacramentos. Siglo II

Imagen del Buen Pastor. Siglo III

Imagen de la Virgen y el niño Jesús. Siglo III (Catacumba de Santa Priscila)

Bautismo del Señor

Los panes y los peces

Daniel, en el foso de los leones

Así que podemos darnos cuenta como las imágenes, sí fueron usadas por los cristianos primitivos, no como falsamente enseñan los protestantes.

Así que hermano católico, ya sabes que las imágenes representativas han existido en la Iglesia por 2.000 años.

Anwar Tapias Lakatt

hoy 18 de octubre,celebramos su dia ,San Lucas Evangelista

 

San Lucas Evangelista
Siglo I

Gracias Lucas por tu bello evangelio y tu libro de Los Hechos de
los Apóstoles. Queremos leer muchas veces tan bellos escritos.

Sed misericordiosos como vuestro Padre Celestial
es misericordioso (San Lucas 6,36).

San LucasLucas significa: «luminoso, iluminado» (viene del latín «luce» = luz).

San Lucas escribió dos libros muy famosos: el tercer Evangelio y Los Hechos de los apóstoles. Es un escritor muy agradable, y el que tiene el estilo más hermoso en el Nuevo Testamento. Sus dos pequeños libros se leen con verdadero agrado.

Era médico. San Pablo lo llama «Lucas, el médico muy amado», y probablemente cuidaba de la quebrantada salud del gran apóstol.

Era compañero de viajes de San Pablo. En los Hechos de los apóstoles, al narrar los grandes viajes del Apóstol, habla en plural diciendo «fuimos a… navegamos a…» Y va narrando con todo detalle los sucesos tan impresionantes que le sucedieron a San Pablo en sus 4 famosos viajes. Lucas acompañó a San Pablo cuando éste estuvo prisionero, primero dos años en Cesarea y después otros dos en Roma. Es el único escritor del Nuevo Testamento que no es israelita. Era griego.

El poeta Dante le dio a San Lucas este apelativo: «el que describe la amabilidad de Cristo». Y con razón el Cardenal Mercier cuando un alumno le dijo: «Por favor aconséjeme cuál es el mejor libro que se ha escrito acerca de Jesucristo», le respondió: «El mejor libro que se ha escrito acerca de Jesucristo se llama: El Evangelio de San Lucas». Un autor llamó a este escrito: «El libro más encantador del mundo».

Como era médico era muy comprensivo. Dicen que un teórico de oficina, ve a las gentes mejor de lo que son. Un sociólogo las ve peor de lo que son en realidad. Pero el médico ve a cada uno tal cual es. San Lucas veía a las personas tal cual son (mitad debilidad y mitad buena voluntad) y las amaba y las comprendía.

En su evangelio demuestra una gran estimación por la mujer. Todas las mujeres que allí aparecen son amables y Jesús siempre les demuestra gran aprecio y verdadera comprensión.

Su evangelio es el más fácil de leer, de todos los cuatro. Son 1,200 renglones escritos en excelente estilo literario. Lo han llamado «el evangelio de los pobres», porque allí aparece Jesús prefiriendo siempre a los pequeños, a los enfermos, a los pobres y a los pecadores arrepentidos. Es un Jesús que corre al encuentro de aquellos para quienes la vida es más dura y angustiosa.

También se ha llamado: «el evangelio de la oración», porque presenta a Jesús orando en todos los grandes momentos de su vida e insistiendo continuamente en la necesidad de orar siempre y de no cansarse de orar.

Otro nombre que le han dado a su escrito es el «evangelio de los pecadores», porque presenta siempre a Jesús infinitamente comprensivo con los que han sido víctimas de las pasiones humanas. San Lucas quiere insistir en que el amor de Dios no tiene límites ni rechaza a quien desea arrepentirse y cambiar de vida. Por eso los pecadores leen con tanto agrado y consuelo el evangelio de San Lucas. Es que fue escrito pensando en ellos.

Nuestra Santísima Virgen MaríaSu evangelio es el que narra los hechos de la infancia de Jesús, y en él se han inspirado los más famosos pintores para representar en imágenes tan amables escenas.

Dicen que murió soltero, a la edad de 84 años, después de haber gastado su vida en hacer conocer y amar a Nuestro Señor Jesucristo.

SERA LA SALVACION SOLO POR FE ???

 

SI SOY DE LAS PERSONAS QUE ESTAN SEGURISIMAS DE QUE LA SALVACION SE PUEDE PERDER.
si vemos lo que esta escrito en Filipenses 2:12 ,el mismo nos indica que debemos ocuparnos en nuestra salvación con temor y temblor. Este versículo muestra una acción constante.
Entonces surge la pregunta ,porque debemos ocuparnos de nuestra salvación si somos salvos ?
y la respuesta la tenemos en 1 Timoteo 4
,…
4:1 Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;
4:2 por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia,
4:3 prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.
4:4 Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias;
4:5 porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.
POR LO TANTO,NO SOLO ES POR FE QUE SOMOS SALVOS¡¡¡
San Pablo enseña la primacía de la fe en referencia a las obras, porque las obras deben corresponder a lo que creemos por fe. No se trata de multiplicar obras a nuestro gusto sino de responder en todo a la voluntad de Dios.
San Pablo enseña en Fil 2, 12-13 que Dios obra en el creyente. Por eso Pablo insiste que para salvarse hay que obedecer y trabajar según Dios mande. De manera que no cualquier obra es obra de fe sino solo aquellas que hacemos en obediencia a Dios movidos por el Espíritu que actúa en nosotros.
Observe que S. Pablo escribe a personas que ya tienen fe, han aceptado a Cristo y han recibido el don de salvación., ESTE ES EL CASO DE LOS HERMANOS NO CATOLICOS ,Pero les enseña que deben «trabajar con temor y temblor» para salvarse.
Ciertamente han recibido la gracia para salvarse y Dios no falla, pero San Pablo está consciente que nosotros si podemos fallar y perder la salvación si no obramos con la obediencia de la fe.
(Dios) dará a cada cual según sus obras -Romanos 2,6
Hay que obrar bien -cf. I Corintios 6,9
La corona incorruptible no se gana sin trabajo: «¿No sabéis que en las carreras del estadio todos corren, mas uno solo recibe el premio? ¡Corred de manera que lo consigáis!» -I Corintios 9,24.
El mismo Pablo, hombre lleno de fe que es, se esfuerza por su salvación: «golpeo mi cuerpo y lo esclavizo; no sea que, habiendo proclamado a los demás, resulte yo mismo descalificado» -I Corintios 9,27.
Y SE QUE MI SEÑOR ES SU INFINITA GRACIA NOS DA LA SALVACION Y SOLO DE EL DEPENDERA ,EL ES EL JUEZ Y SOLO EL SABE DE CADA UNA DE NUESTRAS ACCIONES,OMISIONES Y PENSAMIENTOS.
Numerosas son las enseñanzas de mi SEÑOR JESUS confirman que la FE necesaria para salvarse requiere una obediencia que produce obras: La parábola de las Diez  Vírgenes, Parábola de los talentos, el juicio final (cf. Mt 25) y muchas mas

Catholic.net – Dos mejores maneras de refutar a los protestantes.

Autor: P. Pedro Herrasti, S. M. | Fuente: La Verdad Católica
Dos mejores maneras de refutar a los protestantes.

Para nuestros hermanos separados cualquiera puede interpretar la biblia, pero ¿estará de acuerdo con la verdad revelada?

Dos mejores maneras de refutar a los protestantes.

Dos mejores maneras de refutar a los protestantes.

Pretenden los protestantes que todas sus doctrinas están de acuerdo con la Biblia y que ésta condena todas aquellas Doctrinas Católicas en que el Catolicismo difiere del protestantismo, pero la realidad de las cosas es todo lo contrario, pues:
1- La BIBLIA CONDENA las doctrinas protestantes y ésta es una de las principales pruebas de la falsedad del protestantismo.
2- Las CONTRADICCIONES que hay entre las doctrinas fundamentales de las diferentes sectas, pues donde hay contradicción no hay verdad.
Vamos a demostrarlo:

1- La Biblia condena las doctrinas protestantes

Condena la Biblia su libre interpretación en términos tan claros como éstos:
Dice la Biblia protestante de Cipriano de Valera: «entre las cuales (se refiere a las epístolas de San Pablo), hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras escrituras, para perdición de sí mismos». (II Pedro, III, 16).
Dicen los protestantes Cualquiera puede entender la Biblia, menos la Iglesia Católica.
Dice la Biblia protestante que Nuestro Señor dijo a San Pedro: Tu eres Pedro Y Sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia (Mat. XVI, 18) (Pedro – piedra).
Dicen los protestantes: Pedro no es la piedra sobre la que edificó Cristo su Iglesia.
Dice la Biblia protestante que Nuestro Señor dijo a San Pedro: A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos (Mat. XVI, 19).
Dicen los protestantes: Cristo no dio a Pedro las llaves del Reino de los cielos.
Dice la Biblia protestante que Nuestro Señor Jesucristo encomendó a San Pedro el cuidado de su Iglesia diciéndole: apacienta mis corderos… Apacienta mis ovejas (Jn. XXI, 16-17).
Dicen los protestantes: Cristo no encomendó a Pedro el cuidado de su Iglesia.
Dice la Biblia protestante que nuestro Señor concedió a San Pedro el Don de la infalibilidad y la supremacía sobre los Apóstoles, encomendándole que les confirmara, diciéndole: Yo he orado por ti para que tu Fe no falte, y tú una vez vuelto confirma a tus hermanos (Luc. XXII, 32).
Dicen los protestantes: Cristo no concedió a Pedro el Don de la infalibilidad, Pedro no tiene ninguna supremacía sobre los demás Apóstoles.
Dice la Biblia protestante: «Y los nombres de los doce Apóstoles son éstos: el primero Simón, que es dicho Pedro» (Mat.. X).
Dicen los protestantes: Pedro NO ES el primero de los Apóstoles.
Dice la Biblia protestante que Nuestro Señor dijo a sus Apóstoles: A los que remitierais sus pecados les son remitidos, a quienes los retuvierais les serán retenidos (Juan XX, 23.) (Remitir es lo mismo que perdonar).
Dicen los protestantes : Cristo no concedió a sus Apóstoles el poder de perdonar los pecados.
Dice la Biblia protestante que Nuestro Señor, en la Ultima Cena que celebró con sus Apóstoles, tomando el pan en sus manos, dijo: ESTO ES MI CUERPO (Mal. XXVI, 26, Marc. XIV, 22, Luc. XXII, 19.).
Dicen los protestantes: Eso NO ES su Cuerpo.
Dice la Biblia protestante que Nuestro Señor, después de haber cambiado el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre, dio a sus Apóstoles la orden y el poder de hacer lo que Él había hecho, diciéndoles: HACED ESTO EN MEMORIA MIA (Luc. XXII, 19), orden que los Sacerdotes católicos obedecen celebrando la Santa Misa.
Dicen los protestantes: Cristo no dio a sus Apóstoles ni la orden, ni el poder, de hacer lo que Él había hecho.
Dice la Biblia protestante. Que el Sacramento que llamamos ahora Extremaunción o Unción de los Enfermos, estaba en uso en la Iglesia Apostólica, en estos términos:»¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llamen a los presbíteros de la Iglesia y oren por él ungiéndole con óleo, en el nombre del Señor y la oración nacida de la Fe, salvará al enfermo y el Señor le aliviará y si se halla con pecado se lo perdonara» (Sant. V, 14,15).
Dicen los protestantes: El sacramento de la Extremaunción es un invento de la Iglesia Católica.
Dice la Biblia protestante que no conviene que los ministros de Dios se casen, en estos términos: bien le es al hombre no tocar mujer (I Cor. VII, l). «El soltero tiene cuidado de las cosas que son del Señor, como ha de agradar al Señor, pero el que se casó tiene cuidado de las cosas que son del mundo, como ha de agradar a su mujer» (1 Cor. VII, 32).
Dicen los protestantes: Los Ministros de Dios deben casarse.
Dice la Biblia protestante que Jehová no condena las Imágenes, pues dijo a Moisés. «Harás también dos querubines de oro» (Ex. XXV, 18), y «hazte una serpiente ardiente y ponla sobre la bandera; y será que cualquiera que fuere mordido y mirare a ella vivirá. Y Moisés hizo una serpiente de metal y púsola sobre la bandera: y fue que cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba la serpiente de metal y vivía» (Núm. XXI, 8-9). (Y la imagen de la Virgen de Guadalupe ¿no podrá tener alguna virtud?
Dicen los protestantes: tener Imágenes es idolatría.
Dice la Biblia protestante que Nuestro Señor dijo a sus Discípulos: He aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo(Mat. XXVIII, 20).
Dicen los protestantes: Cristo no ha estado con su Iglesia pues ésta se había corrompido en el siglo XVI.
Dice la Biblia protestante: » Y si tuviera toda la Fe de tal manera que traspaso los montes y no tengo caridad, nada soy» (1 cor. XIII, 2).
Dicen los protestantes basta con la fe para salvaras. Dice la Biblia protestante: «El hombre es justificadopor las obras y no solamente por la fe» (Sant. II, 24).
Dicen los protestantes: basta con la Fe para salvarse.
Dice la Biblia protestante en Mat. XXV, 34-42, que: sólo se salvarán los que dieron de comer al hambriento de beber al sediento, es decir, los que hicieron buenas obras.
Dicen los protestantes: LAS BUENAS OBRAS SON INUTILES PARA SALVARNOS.

2-Las contradicciones de las doctrinas protestantes prueban su falsedad.

La contradicción es la mejor prueba de falsedad «VARIAS, LUEGO MIENTES».
Y esto lo sabe hasta la gente más inculta, por eso los criminales ponen tanto cuidado en no contradecirse en sus declaraciones, pues saben perfectamente bien que, si se contradicen, están dando pruebas de estar mintiendo.
Todo el mundo sabe así, que la Contradicción es prueba de falsedad. Todo el mundo lo sabe MENOS LOS PROTESTANTES, que se contradicen en todo.
Ellos no pueden menos que reconocer sus contradicciones, pero pretenden que solamente se contradicen en cosas secundarias y sin importancia. ESTO ES FALSO, pues se contradicen en las doctrinas más importantes del Cristianismo.
En efecto indudablemente que lo más Sagrado, lo más Santo de la Religión de Cristo, lo que es su riqueza infinita, son los SACRAMENTOS; pues los protestantes no se ponen de acuerdo ni en lo que son, ni en el número de ellos. Muchos no tienen ni la más remota idea de su excelencia, ni mucho menos de lo que es la GRACIA que ellos nos procuran.
Así, la secta protestante episcopal, con templos en la Calle de Articulo 123, y en Mesones 139, afirman que son 7 los Sacramentos y que confieren la Gracia: la secta protestante que ha tomado el nombre de Israelita (con templo en la callo Norte 66, No. 3731, Colonia Mártires de Río Blanco), pretenden que son sólo 4 los Sacramentos, uno de ellos «el amor de Dios»; la secta titulada «Hermanos anegadores o sumergentes» y la de «Hermanos de Río» dicen que son 3, el Bautismo, la Cena del Señor y el lavatorio de los pies; la Metodista,( con templos en Balderas 47 y Gante 7), así como la Presbiteriana,( República de Argentina No. 39), enseñan que son solo 2; los Bautistas,( esquina de Héroes y Mina), así como los Cientistas, Los Testigo de Jehová, El Ejército de Salvación, etc.; niegan TODOS LOS SACRAMENTOS afirmando que no confieren la Gracia, pues ellos en si no valen nada.
Acerca del BAUTISMO, hay sectas, como los Bautistas, los Interdenominacionales, los Adventistas del 7o. Día, que afirman que deben ser por inmersión y otros afirman que no debe ser así.
Unos afirman que se debe Bautizar a los niños, otros que no. Unos niegan que puedan bautizarse a los muertos y los Mormones afirman que pueden y deben bautizarse por procurador. Unos (como el Ejército de Salvación y los Cientistas en Estados Unidos), rechazan el Bautismo; otros dicen que hay un solo Bautismo, mientras los lnterdenominacionales afirman que hay dos Bautismo, el Bautismo de agua y el Bautismo con el Espíritu Santo.
Acerca de la CENA DE SEÑOR, todos niegan que Nuestro Señor está realmente presente en el Pan y en el Vino Consagrados, pues que cuando dijo Jesús ESTO ES MI CUERPO hablaba en forma figurada; pero tan esto no es cierto que añadió que será entregado por vosotros y ciertamente que no fue entregado en forma figurada sino real.
Y no se ponen de acuerdo en lo que es tan famosa Cena, pues unos dicen que la Cena del Señor es una figura del Cuerpo de Cristo; otros que un recuerdo, otros que su efigie, otros que un memorial, otros que un símbolo, en fin, dan a estas 4 palabras de Cristo mas de 200 interpretaciones diferentes.
Y todavía mas contradicciones: la mayor parte de las sectas afirman que la Cena del Señor debe celebrarse con Pan y Vino y otras como la de los Mormones afirman que no debe usarse vino sino agua.
Respecto al SACERDOCIO, sectas hay, como los Luteranos y los Episcopalianos, que afirman que hay un Sacerdocio; otras, como las Metodistas, las Presbiterianas y las Bautistas, niegan el Sacerdocio; mientras que los Mormones afirman que hay dos Sacerdocios; el de Aarón y el de Melquisedec.
Muchas sectas condenan la POLIGAMIA, mientras los Mormones afirman, como los que han fundado 10 colonias mormónicas en los Estados de Sonora y Sinaloa, que la Poligamia es una de las doctrinas fundamentales de la Iglesia Cristiana, lo que es negado a MUERTE por los Mormones en la Ciudad de México.
Sectas protestantes hacen, de pequeñeces insignificantes su doctrina fundamental, las que son rechazadas por las demás sectas, por ejemplos, los Adventistas del 7o. Día, que hacen su doctrina principal el que debemos santificar el sábado y no el domingo.
Y llegan sus CONTRADICCIONES hasta tratándose de la propia BIBLIA, pues cada secta afirma que es su Biblia la legítima y que son falsas las que han publicado otras sectas.
Así, los Testigos de Jehová, que, como todos los «evangélicos», niegan ser protestantes, pero que sí lo son, pues identifican a los protestantes estas tres cosas:
– Pretender ser cristianos.
– Protestar contra la autoridad divina del Papa.
– Pretender que sus doctrinas están de acuerdo con la Biblia.
niegan la autenticidad de las otras Biblias protestantes, habiendo publicado una edici6n de ella, a la que han dado el engañoso nombre de «Traducción del nuevo mundo de las Sagradas Escrituras». En la que el Nombre de Jehová que en las otras Biblias se repite, en el Antiguo Testamento, 3,677 veces y ni una sola vez aparece en el Nuevo, pues Nuestro Señor llama a Dios: Padre o Señor, han cambiado éstos términos por Jehova, y han cambiado cuantos versículos han querido, así por ejemplo, el verso de I Juan, V. 7, que en otras Biblias reza:
«Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y estos tres son uno», lo han cambiado en ésta forma:
«Tres son los que dan, testimonio el agua, el espíritu y la sangre y los tres están de acuerdo».
Pero ¡qué más! se contradicen en doctrinas tan importantes, tan trascendentales, que basta negarlas para dejar de merecer el nombre de cristiano; contradicen la existencia del Infierno. la inmortalidad del alma y la misma Divinidad de N. S. Jesucristo.
En medio de tantas contradicciones y de tantos otros PEROS, como tiene el protestantismo, no acierta uno a comprender como pueden creer los protestantes que en él está la verdad y mucho menos que es en la propia secta suya donde ella se encuentra.

La apostasía que viene

La cristiandad está comenzando a vivir los días de la apostasía.

Tiempos peligrosos

En 2ª a Timoteo, capítulo 3, se nos muestra en qué consiste esta apostasía de los postreros días: «También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos». La palabra ‘peligrosos’ se puede traducir también como ‘trabajados’.

Tiempos trabajados. Es decir, tiempos donde hay que esforzarse. Tiempos cansadores. Los postreros tiempos para los cristianos serán tiempos de agotamiento, en que parece que hay un gran peso sobre el corazón que impide caminar con agilidad, con prestancia. Tiempos trabajados, porque cuesta mantener la fe, porque el gozo de la salvación pareciera que rápidamente se pierde, porque cuesta caminar en santidad, porque el ambiente está corrompido, porque el pecado ha sobreabundado.

Los cristianos de los postreros días deben saber esto: por causa de la apostasía, el amor de muchos se enfriará y será difícil caminar. Son tiempos peligrosos, agobiantes.

Intelectualmente desarrollados

En el versículo 2 se comienza a explicar por qué serán tiempos trabajados o peligrosos: «Porque habrá hombres amadores de sí mismos». Ellos son idólatras, y el principal fetiche en su idolatría son ellos mismos. Ellos tienen un altar en su corazón donde se inclinan ante su propia figura.

Luego dice: «avaros». En otra versión dice así la frase completa: «Amadores de sí mismos y del dinero». En vez de ‘avaros’ dice ‘y del dinero’. ¿Conoce a alguno de éstos usted? Puede que tengan mucho, pero no se conforman con lo que tienen. Pese a su mucho dinero, no tienen paz, no hallan descanso. El dinero es para ellos un ídolo.

También dice que son vanagloriosos. Vanagloriosos, que buscan el aplauso, que buscan aparecer ante los demás. No aceptan sufrir, les gusta el placer, aman gozar de los deleites del pecado.

«Hombres soberbios», dice luego. Éstos no se inclinan ante nadie. Los soberbios son altivos, orgullosos; son duros. Su corazón es más duro que la piedra, es como el pedernal. Tocarlos a ellos es como tocar un vidrio. Se mantienen siempre muy erguidos aunque la vida los golpee. Pueden estar derrotados, pero siguen siendo soberbios. Pueden estar al borde de la muerte, pero siguen muy erguidos. Esos son los hombres de los postreros días, tanto los vanagloriosos como los soberbios.

Luego dice más abajo: «implacables … crueles, aborrecedores de lo bueno». Si nosotros tuviéramos que resumir en qué se parecen todos estos hombres aquí descritos, podríamos decir que son personas fuertes intelectualmente, autosuficientes, exitosas, personas que tienen una mente muy hábil. Ellos conocen las ciencias, han alcanzado altas etapas en los estudios. Ellos consideran que la fe es vana, creen que el hombre se basta a sí mismo, y que, aun si Dios existiera, no necesitarían de él.

Ellos han llenado los colegios y las universidades. Nuestros jóvenes están siendo víctimas de su incredulidad, de su altivez, de su vanidad, de su ateísmo, de su humanismo. Nuestros jóvenes y niños están recibiendo la semilla de muerte en sus mentes. Están siendo conducidos por sus filosofías extrañas y huecas sutilezas: la Nueva Era, el humanismo, las filosofías orientales. 

¡Oh, es una pesada carga soportarlos a ellos con su pedantería! Son impíos. Se burlan de los que creen, de los que esperan en Dios. Ellos son los burladores que dicen: «Desde el principio de la Creación las cosas han sido igual. ¿Dónde está la promesa de su advenimiento?» –refiriéndose a Cristo. Ellos se ríen, se burlan. Tienen teorías para explicar todas las cosas; con su vana palabrería envuelven a los incautos para hacer creer que sus teorías son válidas, que sus demostraciones están comprobadas, que sus asertos son correctos. ¡Oh, la vanamente llamada ciencia, que ha vuelto engreídos a los hombres, como si sus principios fueran irrefutables! Son los adoradores de la ciencia.

Son los intelectualmente desarrollados. También están éstos en los ambientes cristianos. Son los teólogos, los doctores de la ley, que se llenan la mente con teorías, tratando de explicar lo inexplicable. Son los que tratan con una mente finita de entender a un Dios infinito. Y están diseminados por toda la cristiandad. Escriben gruesos libros, y tienen cátedra en los principales lugares de instrucción religiosa.

Tal vez a todo este grupo lo podemos resumir bajo esta característica: tienen un alma desarrollada, una mente fuerte. Ellos no creen a la Palabra, no le creen al Señor. Conocen muchas cosas acerca de Dios, pero no conocen a Dios. Conocen muchas cosas acerca de Jesús; sin embargo, se dan el vano lujo de dudar de su deidad, de su resurrección, de su nacimiento virginal, de sus milagros. Ellos ostentan la vanidad de poner en duda las sanas palabras de Dios reveladas en las Escrituras.

Tenemos que denunciarlo: la apostasía ya está llegando. Estamos viéndonos rodeados de ella.

La cristiandad está comenzando a vivir los días de la apostasía.

Tiempos peligrosos

En 2ª a Timoteo, capítulo 3, se nos muestra en qué consiste esta apostasía de los postreros días: «También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos». La palabra ‘peligrosos’ se puede traducir también como ‘trabajados’.

Tiempos trabajados. Es decir, tiempos donde hay que esforzarse. Tiempos cansadores. Los postreros tiempos para los cristianos serán tiempos de agotamiento, en que parece que hay un gran peso sobre el corazón que impide caminar con agilidad, con prestancia. Tiempos trabajados, porque cuesta mantener la fe, porque el gozo de la salvación pareciera que rápidamente se pierde, porque cuesta caminar en santidad, porque el ambiente está corrompido, porque el pecado ha sobreabundado.

Los cristianos de los postreros días deben saber esto: por causa de la apostasía, el amor de muchos se enfriará y será difícil caminar. Son tiempos peligrosos, agobiantes.

Intelectualmente desarrollados

En el versículo 2 se comienza a explicar por qué serán tiempos trabajados o peligrosos: «Porque habrá hombres amadores de sí mismos». Ellos son idólatras, y el principal fetiche en su idolatría son ellos mismos. Ellos tienen un altar en su corazón donde se inclinan ante su propia figura.

Luego dice: «avaros». En otra versión dice así la frase completa: «Amadores de sí mismos y del dinero». En vez de ‘avaros’ dice ‘y del dinero’. ¿Conoce a alguno de éstos usted? Puede que tengan mucho, pero no se conforman con lo que tienen. Pese a su mucho dinero, no tienen paz, no hallan descanso. El dinero es para ellos un ídolo.

También dice que son vanagloriosos. Vanagloriosos, que buscan el aplauso, que buscan aparecer ante los demás. No aceptan sufrir, les gusta el placer, aman gozar de los deleites del pecado.

«Hombres soberbios», dice luego. Éstos no se inclinan ante nadie. Los soberbios son altivos, orgullosos; son duros. Su corazón es más duro que la piedra, es como el pedernal. Tocarlos a ellos es como tocar un vidrio. Se mantienen siempre muy erguidos aunque la vida los golpee. Pueden estar derrotados, pero siguen siendo soberbios. Pueden estar al borde de la muerte, pero siguen muy erguidos. Esos son los hombres de los postreros días, tanto los vanagloriosos como los soberbios.

Luego dice más abajo: «implacables … crueles, aborrecedores de lo bueno». Si nosotros tuviéramos que resumir en qué se parecen todos estos hombres aquí descritos, podríamos decir que son personas fuertes intelectualmente, autosuficientes, exitosas, personas que tienen una mente muy hábil. Ellos conocen las ciencias, han alcanzado altas etapas en los estudios. Ellos consideran que la fe es vana, creen que el hombre se basta a sí mismo, y que, aun si Dios existiera, no necesitarían de él.

Ellos han llenado los colegios y las universidades. Nuestros jóvenes están siendo víctimas de su incredulidad, de su altivez, de su vanidad, de su ateísmo, de su humanismo. Nuestros jóvenes y niños están recibiendo la semilla de muerte en sus mentes. Están siendo conducidos por sus filosofías extrañas y huecas sutilezas: la Nueva Era, el humanismo, las filosofías orientales. 

¡Oh, es una pesada carga soportarlos a ellos con su pedantería! Son impíos. Se burlan de los que creen, de los que esperan en Dios. Ellos son los burladores que dicen: «Desde el principio de la Creación las cosas han sido igual. ¿Dónde está la promesa de su advenimiento?» –refiriéndose a Cristo. Ellos se ríen, se burlan. Tienen teorías para explicar todas las cosas; con su vana palabrería envuelven a los incautos para hacer creer que sus teorías son válidas, que sus demostraciones están comprobadas, que sus asertos son correctos. ¡Oh, la vanamente llamada ciencia, que ha vuelto engreídos a los hombres, como si sus principios fueran irrefutables! Son los adoradores de la ciencia.

Son los intelectualmente desarrollados. También están éstos en los ambientes cristianos. Son los teólogos, los doctores de la ley, que se llenan la mente con teorías, tratando de explicar lo inexplicable. Son los que tratan con una mente finita de entender a un Dios infinito. Y están diseminados por toda la cristiandad. Escriben gruesos libros, y tienen cátedra en los principales lugares de instrucción religiosa.

Tal vez a todo este grupo lo podemos resumir bajo esta característica: tienen un alma desarrollada, una mente fuerte. Ellos no creen a la Palabra, no le creen al Señor. Conocen muchas cosas acerca de Dios, pero no conocen a Dios. Conocen muchas cosas acerca de Jesús; sin embargo, se dan el vano lujo de dudar de su deidad, de su resurrección, de su nacimiento virginal, de sus milagros. Ellos ostentan la vanidad de poner en duda las sanas palabras de Dios reveladas en las Escrituras.

Tenemos que denunciarlo: la apostasía ya está llegando. Estamos viéndonos rodeados de ella.

La apostasía que viene

La sorpresa de “Le Monde”

La sorpresa de “Le Monde” El diario francés Le Monde muestra una gran sorpresa al constatar el triunfo de taquilla de una película que trata de siete monjes franceses. No le falta razón al diario parisino, pues en “Des hommes et des dieux”, de Xavier Beauvois, no revientan helicópteros ni se incendian gasolineras… Es una película lenta, con pausas, narrada en forma sencilla, sobre los siete monjes asesinados en Algeria en 1996. No se trata de la historia de la tragedia, sino de una reflexión sobre las razones que les llevaron a permanecer en el monasterio a pesar de las amenazas.

El diario informa de que la película fue distribuida en 256 cines de Francia. En la primera semana ocupó el primer puesto en el box office (468 mil espectadores), por encima de “Salt” o “Inception”. Visto el éxito, en la segunda semana los cines fueron 424 (y los espectadores 481 mil). Hoy los cines que ofrecen el film son 464. Aumentar tres veces el número de cines no es normal para una película de este tipo. Las perspectivas son muy alentadoras: después de haber triunfado en Cannes, el film será un buen candidato a los premios “Cesar” franceses y representará a Francia en los Oscar.

Pero ya se sabe que el éxito de crítica (Cannes) no garantiza el éxito de público. En este caso, parece que la clave está siendo –según Le Monde- el “público católico”, que va poco al cine pero que se está movilizando en este caso. En opinión de un eclesiástico citado por el periódico, “la película plantea preguntas críticas sobre el sentido de la vida, la fraternidad, las relaciones con el Islam. Creyentes y no creyentes se sienten interpelados por un film que tiene diversos niveles de lectura”.

La Iglesia en la prensa

 

sorpresa de “Le Monde”

472907 El diario francés Le Monde muestra una gran sorpresa al constatar el triunfo de taquilla de una película que trata de siete monjes franceses.  No le falta razón al diario parisino, pues en “Des hommes et des dieux”, de Xavier Beauvois, no revientan helicópteros ni se incendian gasolineras… Es una película lenta, con pausas, narrada en forma sencilla, sobre los siete monjes asesinados en Algeria en 1996. No se trata de la historia de la tragedia, sino de una reflexión sobre las razones que les llevaron a permanecer en el monasterio a pesar de las amenazas.
El diario informa de que la película fue distribuida en 256 cines de Francia. En la primera semana ocupó el primer puesto en el box office (468 mil espectadores), por encima de “Salt” o “Inception”. Visto el éxito, en la segunda semana los cines fueron 424  (y los espectadores 481 mil). Hoy los cines que ofrecen el film son 464.  Aumentar tres veces el número de cines no es normal para una película de este tipo. Las perspectivas son muy alentadoras: después de haber triunfado en Cannes, el film será un buen candidato a los premios “Cesar” franceses y representará a Francia en los Oscar.
Pero ya se sabe que el éxito de crítica (Cannes) no garantiza el éxito de público. En este caso, parece que la clave está siendo –según Le Monde– el “público católico”, que va poco al cine pero que se está movilizando en este caso. En opinión de un eclesiástico citado por el periódico, “la película plantea preguntas críticas sobre el sentido de la vida, la fraternidad, las relaciones con el Islam. Creyentes y no creyentes se sienten interpelados por un film que tiene diversos niveles de lectura”.

La Iglesia en la prensa: COPY & PASTE

Los mineros y Dios, en la prensa – La Iglesia en la prensa

 

14chile_337-span-articleLarge Hay un modo de hablar también en este blog del extraordinario rescate chileno de los 33 mineros que pudieron ver la luz después de pasar 69 días atrapados a casi 700 metros bajo tierra. El ángulo es repasar cómo las noticias se han referido al papel que ha jugado la fe –concretamente, la fe cristiana- en este dramático evento.

La constatación es que han sido muchas las referencias a Dios en los relatos del rescate, cuando las crónicas se hacían eco de las mismas palabras de los mineros que iban saliendo a la superficie. El País ofrece una amplia cita de uno de ello, Mario Sepúlveda. Otros diarios -como ABC o El Mundo, por limitarme a la prensa española- han dejado este aspecto, sin duda importante, en un segundo plano, o apenas lo han mencionado. En este caso, pienso que desde el punto de vista periodístico eran pertinentes esas menciones, pues forman parte de la noticia. Pero ya se sabe que son dimensiones que se tienden a censurar inconscientemente.

Las referencias a Dios no fueron solo de acción de gracias al salir del túnel, sino como algo que explica  de algún modo lo sucedido durante todo el periodo. Algunos medios como la CNN subrayan que «La esperanza y la fe mantienen a los mineros después de meses bajo tierra«.  El canal de televisión norteamericano ofrece asímismo las declaraciones del minero Mario Sepúlveda. También el semanario Time alude a la perspectiva religiosa del evento: «El rescate de los mineros chilenos: circo mediático y revival religioso«. The Guardian, por su parte, ofrece una perspectiva diversa. Publica una crónica en la que afirma que el caso ha provocado una «rivalidad» entre diversas confesiones cristianas para recibir los créditos por el milagro… En realidad, si uno lee el texto, no llega a la misma conclusión que el diario inglés. Tal vez, les parecía que la inclusión de la dimensión religiosa necesitaba de algún ingrediente polémico…

En todo caso, hay que notar que la presencia católica -concretada en las misas que se celebraron- llegó al campo antes incluso de que se supiera que los mineros estaban vivos. Es reconformante saber que  no fueron atraidos como bruitres por los focos de las cámaras de televisión.

La sorpresa de “Le Monde”

San Agustín, ¿Interpretaba las Escrituras como los protestantes?, Por José Miguel Arráiz – ApologeticaCatolica.org

San Agustín, ¿Interpretaba las Escrituras como los protestantes?

Por José Miguel Arráiz

San Agustín

Introducción

Recientemente tuve la ocasión de platicar con un amigo protestante (bautista) que me afirmaba que varios padres de la Iglesia, entre ellos San Agustín, tenían posturas “protestantes”, especialmente en su interpretación de Mateo 16,18, la cual, según él, implicaban un rechazo a la interpretación católica actual sobre el primado de Pedro y el Papado.

¿Quién fue San Agustín?

San Agustín es considerado como uno de los más grandes padres de la Iglesia. Su influencia en la posteridad ha sido notable. El obispo de Hipona fue teólogo, filósofo, místico, poeta, orador, apologista y escritor.  Nacido en el 354 d.C, recibió una educación cristiana desde pequeño gracias a su madre, termina abandonando la fe católica a la edad de diecinueve años. Estudió a Hornensius, Cicerón y hasta prestó oídos a los maniqueos, terminando siendo un anticatólico convencido.  Luego de una larga lucha interior termina comprendiendo que es necesaria la fe para alcanzar la sabiduría, y que la autoridad en que se apoya la fe es la Escritura, avalada y leída por la Iglesia. Luego de haber opuesto a Cristo a la Iglesia, descubre que la senda para ir a Cristo era precisamente la Iglesia. El 391 es ordenado sacerdote y obispo el 395 (o el 396). Intervino  en las controversias contra los maniqueos, donatistas, pelagianos, arrianos y paganos. Muere el 430, dejando tras de si una gran cantidad de obras, parte de un legado que perdura hasta hoy.

¿Qué importancia tienen los escritos de San Agustín?

Los escritos de San Agustín (así como los escritos de los padres de la Iglesia y otros escritores eclesiásticos) son importantes no solo para los estudiantes de patrística y patrología sino para todo cristiano que le interese conocer a fondo pensamiento de la Iglesia en sus primeros siglos y su forma de interpretar las Escrituras. En virtud de estas circunstancias he querido estudiar los escritos de San Agustín, no solo, en cuanto a los puntos en que los protestantes suelen citarle, sino en su totalidad, para así hacer una comparación justa de su pensamiento.

San Agustín y el primado de Pedro

Los testimonios de San Agustín sobre el Primado de Pedro son bastante numerosos, sin embargo, algunos textos de San Agustín han sido sacados de contexto frecuentemente por protestantes para inducir lo contrario. Examinaremos algunos de estos textos y la visión global del santo sobre el tema.

San Agustín. Serm. 295; PL 38,1348-1352.

“San Pedro, el primero de los apóstoles, que amaba ardientemente a Cristo, y que llegó a oír de él estas palabras: Ahora te digo yo: Tú eres Pedro. Él había dicho antes: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Y Cristo le replicó: «Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Sobre esta piedra edificaré esta misma fe que profesas. Sobre esta afirmación que tú has hecho: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, edificaré mi Iglesia. Porque tú eres Pedro». «Pedro» es una palabra que se deriva de «piedra», y no al revés. «Pedro» viene de «piedra», del mismo modo que «cristiano» viene de «Cristo». El Señor Jesús, antes de su pasión, como sabéis, eligió a sus discípulos, a los que dio el nombre de apóstoles. Entre ellos, Pedro fue el único que representó la totalidad de la Iglesia casi en todas partes. Por ello, en cuanto que él solo representaba en su persona a la totalidad de la Iglesia, pudo escuchar estas palabras: Te daré las llaves del reino de los cielos. Porque estas llaves las recibió no un hombre único, sino la Iglesia única. De ahí la excelencia de la persona de Pedro, en cuanto que él representaba la universalidad y la unidad de la Iglesia, cuando se le dijo: Yo te entrego, tratándose de algo que ha sido entregado a todos. Pues, para que sepáis que la Iglesia ha recibido las llaves del reino de los cielos, escuchad lo que el Señor dice en otro lugar a todos sus apóstoles: Recibid el Espíritu Santo. Y a continuación: A quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos. En este mismo sentido, el Señor, después de su resurrección, encomendó también a Pedro sus ovejas para que las apacentara. No es que él fuera el único de los discípulos que tuviera el encargo de apacentar las ovejas del Señor; es que Cristo, por el hecho de referirse a uno solo, quiso significar con ello la unidad de la Iglesia; y, si se dirige a Pedro con preferencia a los demás, es porque Pedro es el primero entre los apóstoles. No te entristezcas, apóstol; responde una vez, responde dos, responde tres. Venza por tres veces tu profesión de amor, ya que por tres veces el temor venció tu presunción. Tres veces ha de ser desatado lo que por tres veces habías ligado. Desata por el amor lo que habías ligado por el temor. A pesar de su debilidad, por primera, por segunda y por tercera vez encomendó el Señor sus ovejas a Pedro”

San Agustín también escribió: Cristo, como ves, edificó su Iglesia no sobre un hombre sino sobre la confesión de Pedro. ¿Cuál es la confesión de Pedro? ‘Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente’. Aquí está la roca para vosotros, aquí el fundamento, aquí es donde la Iglesia ha sido construida, la cual las puertas del inframundo no pueden conquistar”

Cuando un protestante lee a San Agustín diciendo que la piedra sobre la que se edificará la Iglesia es la fe (confesión de Pedro), asume de manera automática que dicho texto implica un rechazo al primado Romano. Como veremos a continuación, el Catecismo Católico hace precisiones similares y no por eso significa que lo niegue. Esperemos que en 500 años no estén los protestantes citando el catecismo para intentar demostrar que los católicos del siglo XXI no creían en el Papado.

Ahora bien ¿Por qué creen que la interpretación de San Agustín presta apoyo a su rechazo al Papado? La razón es que al ser la fe «la Piedra» sobre la que Cristo edificó su Iglesia, intentan afirmar que todo aquel que confiese su a Cristo como hijo de Dios por revelación divina ya es Piedra sobre la que se edifica la Iglesia, y por lo tanto, la autoridad del Papa no sería mayor que la de cualquier cristiano creyente.

El catecismo de la Iglesia Católica explica la posición católica de la siguiente manera:

CIC 552 En el colegio de los doce Simón Pedro ocupa el primer lugar (cf. Mc 3, 16; 9, 2; Lc 24, 34; 1 Co 15, 5). Jesús le confía una misión única. Gracias a una revelación del Padre, Pedro había confesado: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Entonces Nuestro Señor le declaró: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella» (Mt 16, 18). Cristo, «Piedra viva» (1 P 2, 4), asegura a su Iglesia, edificada sobre Pedro la victoria sobre los poderes de la muerte. Pedro, a causa de la fe confesada por él, será la roca inquebrantable de la Iglesia. Tendrá la misión de custodiar esta fe ante todo desfallecimiento y de confirmar en ella a sus hermanos (cf. Lc 22, 32).

CIC 553 Jesús ha confiado a Pedro una autoridad específica: «A ti te daré las llaves del Reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos» (Mt 16, 19). El poder de las llaves designa la autoridad para gobernar la casa de Dios, que es la Iglesia. Jesús, «el Buen Pastor» (Jn 10, 11)  confirmó este encargo después de su resurrección:»Apacienta mis ovejas» (Jn 21, 15-17). El poder de «atar y desatar» significa la autoridad para absolver los pecados, pronunciar sentencias doctrinales y tomar decisiones disciplinares en la Iglesia. Jesús confió esta autoridad a la Iglesia por el ministerio de los apóstoles (cf. Mt 18, 18) y particularmente por el de Pedro, el único a quien él confió explícitamente las llaves del Reino.

CIC 881 El Señor hizo de Simón, al que dio el nombre de Pedro, y solamente de él, la piedra de su Iglesia. Le entregó las llaves de ella (cf. Mt 16, 18-19); lo instituyó pastor de todo el rebaño (cf. Jn 21, 15-17). «Está claro que también el Colegio de los Apóstoles, unido a su Cabeza, recibió la función de atar y desatar dada a Pedro» (LG 22). Este oficio pastoral de Pedro y de los demás apóstoles pertenece a los cimientos de la Iglesia. Se continúa por los obispos bajo el primado del Papa.

Un análisis detallado de los textos de San Agustín demuestra que su postura, más que acercarse a la postura protestante, concuerda perfectamente con la posición católica. El reconoce a Pedro en virtud de la fe confesada por él como el primero de los apóstoles, como representante de la Iglesia entera, y portador de las llaves del reino de los cielos. Los obispos en comunión con él, también pueden atar y desatar (Nótese que el santo también relaciona, a diferencia de los protestantes, el poder de atar y desatar, con la autoridad de perdonar pecados).

Veamos ahora algunos textos adicionales de San Agustín que comparados con los otros, nos pueden dar una perspectiva real de la opinión del santo:

San Agustín. C. ep. Man. 4,5.

“Aún prescindiendo de la sincera y genuina sabiduría…, que en vuestra opinión no se halla en la Iglesia Católica, muchas otras razones me mantienen en su seno: el consentimiento de los pueblos y de las gentes; la autoridad, erigida con milagros, nutrida con la esperanza, aumentada con la caridad, confirmada por la antigüedad; la sucesión de los obispos desde la sede misma del apóstol Pedro, a quien el Señor encomendó, después de la resurrección, apacentar sus ovejas, hasta el episcopado de hoy; y en fin, el apelativo mismo de Católica, que son sin razón sólo la Iglesia ha alcanzado….Estos vínculos del nombre cristiano – tantos, tan grandes y dulcísimos- mantienen al creyente en el seno de la Iglesia católica, a pesar de que la verdad, a causa de la torpeza de nuestra mente e indignidad de nuestra vida, aún no se muestra”.

En el texto anterior San Agustín demuestra ver diferencia entre la confesión de fe, con el ministerio del episcopado. No todos, por simplemente confesar la fe son obispos, tampoco todos son sucesores del apóstol Pedro en cuanto a su ministerio.

San Agustín. Ep. 53,2 

Si la sucesión de obispos es tomada en cuenta, cuanto más cierta y beneficiosa la Iglesia que nosotros reconocemos llega hasta Pedro mismo, aquel quien portó la figura de la Iglesia entera, el Señor le dijo: “Sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella!”. El sucesor de Pedro fue Linus, y sus sucesores en orden de sucesión  ininterrumpida fueron estos: Clemente, Anacleto, Evaristo, Alejandro, Sixto, Telesforo, Higinio, Aniceto, Pío, Sotero, Eleuterio, Victor, Ceferino, Calixto, Urbano, Ponciano, Antero, Fabián, Cornelio, Licio, Esteban, Sixto, Dionisio, Felix, Eutiquiano, Cayo, Marcelino, Marcelo, Eusebio, Miltiades, Silvestre, Marcos, Julio, Liberio, Damaso, y Siricius, cuyo sucesor es el presente obispo Anastasio. En esta orden de sucesión, ningún obispo donatista es encontrado”.

Nuevamente aquí se ve lo mismo. Para el santo obispo de Hipona el ministerio concedido a Pedro lo desempeñaron específicamente los obispos de Roma en sucesión ininterrumpida. Luego de mostrar este texto a un amigo protestante, el me comentaba en forma testaruda: “Yo no veo allí ningún Papado”. Actitud singularmente obstinada, para quien lee un texto en donde ve hablando de la sucesión apostólica, de los obispos de Roma, su sucesión en el ministerio del apóstol Pedro, y si eso no fuera suficiente, la lista los Papas hasta Anastasio (El Papa de la época). ¿Qué más puede pedir? ¿Qué les conceda con el título de “Papa”?, pues eso también lo hace en innumerables ocasiones, las cuales sería muy laborioso contabilizar, conformémonos con tomar una de ellas: Sobre el pecado original (13 veces, en los capítulos 2,7,8,9). Allí se expresa con mucha reverencia sobre los pontífices y  se leen expresiones como “el más bendito Papa Zósimo en Roma”  (Capítulo 2), “el venerable Papa Zósimo” (Capítulos 8 y 9), “el más bendito Papa Inocencio” (Capítulos 8,10), “el más bendito Papa Zósimo”, “El santo Papa Inocencio” (Capítulo 9), “El santo Papa Zósimo” (Capítulos 10,19) y el Papa Inocencio de bendita memoria (Capítulo 19).

Hay evidencia adicional suficiente para estar seguros de ir contra la tendencia que propone le negación del primado a raíz de estas frases en los sermones del santo. Quienes piensan así tendrían que explicar si comparten con San Agustín que dijera que la iglesia de los donatistas no puede ser la verdadera por no ser católica, una, santa y apostólica, que quien se separa de la Iglesia sacrifica su salvación (Bapt 4,17.24). ¿Según esto basta la confesión de fe como fundamento para la edificación de la Iglesia?

A diferencia de la postura protestante, para San Agustín no hay motivo justo para efectuar la separación de la Iglesia y preparar la propia (secta), separada de ella (E. Cp Parm 2,11,25).  San Agustín ve en la Iglesia de Roma aquella “in qua semper apostolicae cathedrae viguit principatus [aquella en la que siempre ha estado vigente el principado de la cátedra apostólica (Ep 43,7)], afirmación que es un reconocimiento claro del primado de la Iglesia de Roma. Inclusive atribuye a las sentencias de Roma en materia de fe la máxima importancia, como por ejemplo, cuando combate al pelagianismo. Así, cuando San Agustín dice que las llaves la recibió no solo Pedro, sino toda la Iglesia, está defendiendo el primado no solo de él, sino de sus sucesores. “Sicut enim quaedam dicuntur quae ad apostolum Petrum propriae pertinere videantur, nec tamen habent illustrem intellectum, nisi cum referuntur ad Ecclesiam, cuius ille agnoscitur in figura gestasse personam, propter primatum quem in discipulis habuit (In Ps CVIII, t. XXXVII, col 1431) [Algunas cosas, se dice, parecen pertenecer propiamente al apóstol Pedro, pero (quienes así piensan) no tienen un entendimiento iluminado, pues se las ha de referir a la Iglesia, de la que se confiesa represento la figura en su persona a causa del primado que tuvo entre los discípulos].

Para San Agustín, por la comunión con la sede apostólica se tiene la adhesión a los apóstoles, y se está así en la verdadera Iglesia. Es de entender entonces que para él, el testimonio de la Iglesia de occidente le es sólo decisiva, ya que en occidente se encuentre la sede del príncipe de los apóstoles: “Puto tibi eam partem orbis sufficere debere, in qua primum apostolorum voluit Dominus gloriosissimo martyrio conorare. Cui Ecclesiae praesidentem beatum Innocentium si audire voluisses, iam tum periculosam iuventutem tuam pelagianis laqueis exuisses”. Contra Iulianum pelagianum, I, IV, 13 t. XLIV, col 648 [Considero que te debe bastar esa parte del orbe en la que el Señor quiso coronar al primero de los apóstoles con un martirio gloriosísimo. Si quisieras oír al beato Inocencio que es quien preside a esta Iglesia, librarías tu peligrosa juventud de las insidias pelagianas].

Adicionalmente vemos al obispo de Hipona, someter sus obras al Papa Bonifacio, no para instruirle, sino para solicitar su aprobación y censura si fuere necesario: “Haec ergo quae… respondeo, ad tua potissimum dirigere sanctitatem, non tam discenda quam examinanda, et ubi forsitan aliquid displicuerit emendanda, constitui” (Contra duas epist. Pelag. I, 1 t. XLIV, col 549-551) [Estas cosas que… respondo, he decidido dirigir de modo especial a tu santidad no para instruir sino para que sean examinadas, y donde tal vez haya algo que displiciera, sea enmendado]. Es de entender entonces porqué San Agustín hace también referencia al obispo de Roma como “El Obispo de la Sede Apostólica”.

Se ha hecho frecuente escuchar alegatos entre protestantes afirmando que San Agustín amenazó con excomulgar a quienes apelaran a Roma. Luego de investigar encontramos el origen de este argumento en un artículo de la web cristianismo-primitivo.org que no hace sino transcribir literalmente una porción del fraudulento discurso del obispo Strossmayer en el Vaticano I que dice «…siendo secretario del concilio de Melive, escribió, entre los decretos de esta venerable asamblea: «Todo fiel u obispo que apelase a los de la otra parte del mar, no será admitido a la comunión por ninguno en las Iglesias de Africa».

Es importante aclarar que el sacerdote católico Juan Sack luego de una investigación demostró que dicho discurso es una falsificación, y la mayoría de sitios de apologética protestantes lo retiraron ante la evidencia, sin embargo los artículos basados en él siguen circulando. Los detalles aquí: Algunas reflexiones sobre el famoso discurso del obispo Strossmayer. Con semejante fuente «primaria» lo más probable es que la cita de Agustín o sea falsa o sacada de contexto.

El articulo de cristianismo primitivo no se preocupó de verificar la fuente e incluso copia textualmente los errores ortográficos del fraudulento discurso (Escribe Mélive por Milevi). Lo que realmente ocurrió luego de los concilios de Cártago y Milevi fue que el mismo San Agustín escribió al Papa para que confirmara las decisiones de los susodichos concilios (411, 412 y 416) condenando el pelagianismo. Aquí fue donde el Papa Inocencio confirmó las decisiones de los concilios reservándose el deber de citar a Pelagio y Celestio, y de reformar, si era necesario, la sentencia de Dióspolis, donde condenó la doctrina incriminada en una carta conocida como «In requirendis» dirigida a los obispos que se reunieron en Cartago y de Milevi.

En dicha carta el Papa se alegra que se haya desenmascarado al pelagianismo y se haya recurrido a la sede de Roma para solucionar o confirmar las resoluciones, que puesto que la sede de Pedro goza de la autoridad vinculante.

Lo mejor de todo es que cuando San Agustín da a conocer al pueblo las decisiones de Roma, pronunció esta célebre frase:

“Iam de hac causa duo concilia missa sunt ad sedem apostolicam: inde etiam rescripta venerunt. Causa finita est, utinam aliquando finiatur error”

La cual podría traducirse como:

“Ya por este motivo se han enviado dos misivas a la sede apostólica y también de allí han venido dos rescriptos. La causa ha terminado para que finalmente termine el error” . Sermo 131,10,10; Ep 1507.

Imposible bajo el sentido común imaginar un San Agustín rechazando el Papado pero apelando a su autoridad y declarando una disputa concluida en base a sus rescriptos.

Otro argumento frecuentemente escuchado lo tenemos a un evento que sucedió después cuando luego de que el Papa Zósimo sucediera al Papa Inocencio (que muriera en el 417). Ocurrió que Pelagio y Celestio enviaron apelaciones a la Sede Romana (sorprendentemente hasta los herejes reconocían la autoridad de la sede apostólica evidenciada en estas apelaciones). Las decisiones del Papa Inocencio I habían sido contundentes pero Zósimo quería comprobar si realmente Pelagio y Celestio habían enseñado las doctrinas condenadas como heréticas. Acusan aquí entonces al Papa Zósimo de haber aprobado el pelagianismo y sido magnánimo con los herejes y a San Agustín de resistirle. Comparto una muy detallada explicación que da la enciclopedia católica sobre los hechos:

Enciclopedia Católica. Pelagianismo

«El sentido de justicia de Zósimo le impedía castigar a alguien con excomunión, siendo éste dudosamente convicto de su error. Y, si los pasos recientemente dados por los dos que se defendían habían sido considerados, las dudas que debieron surgir sobre este punto no fueron enteramente carentes de fundamento. En el 416 Pelagio publicó un nuevo trabajo, ahora perdido, “De libero arbitrio libri IV” que, en su fraseología parece inclinarse hacia la concepción agustiniana de gracia y del bautismo de los infantes, aunque en principio no se separe del anterior punto de vista del mismo autor… Pelagio envió esta obra junto con una confesión de fe que aún se conserva. En ella testimonia su obediencia como la de un niño, humildemente necesitado y, al mismo tiempo reconoce inexactitudes fortuitas que pueden ser corregidas por él quien “sostiene la misma fe y el parecer de Pedro”. Todo esto fue dirigido a Inocencio I, de cuyo deceso Pelagio no se había aún enterado. Celestio quien, mientras tanto, había cambiado su residencia de Éfeso a Constantinopla, pero había sido proscrito desde entonces por el obispo anti-pelagiano Ático, dio activamente pasos hacia su rehabilitación. En el 417 fue a Roma en persona y dejó a los pies de Zósimo una confesión de fe detallada (Fragmentos, P. L., XLV, 1718), en ésta afirma su creencia en todas las doctrinas, “desde que hay un Dios Uno y Trino hasta la resurrección de los muertos” (cf. S. Agustín, «De peccato orig.», xxiii). Muy contento con esta fe católica y obediencia, Zósimo envió dos cartas diferentes (P. L., XLV, 1719 sqq.) a los obispos africanos, diciendo que, en el caso de Celestio, los obispos Heros y Lázaro habían procedido sin la debida circunspección y que, Pelagio también, como se había probado por su reciente confesión de fe, no se había desviado de la verdad católica. Como para el caso de Celestio, quien estaba entonces en Roma, el Papa encargó a los Africanos revisar la anterior sentencia o acusarlo de herejía delante del mismo Papa dentro de dos meses. El mandato papal golpeó África como una bomba. Con gran rapidez se convocó un sínodo en Cartago en noviembre del 417, y se escribió a Zósimo pidiéndole no rescindir la sentencia que su predecesor, Inocencio I, había pronunciado contra Pelagio y Celestio, hasta que ambos hubieran confesado la necesidad de la gracia interior para todos los pensamientos, palabras y actos saludables. Al fin Zósimo se detuvo. Por un rescripto del 21 de marzo del 418, aseguró a ellos que no se había pronunciado definitivamente, sino que había despachado al África todos los documentos sobre el pelagianismo para pavimentar el camino hacia una nueva investigación conjunta. De acuerdo con el mandato papal se celebró el primero de mayo del 418, en presencia de 200 obispos, el famoso Concilio de Cartago, que otra vez tipificó al pelagianismo como una herejía en ocho (o nueve) cánones (Denzinger, «Enchir.», 10th ed., 1908, 101-8).»

En resumen, lo más que podría demostrarse con este evento, más que el hecho de que hasta los herejes apelaban a Roma, es que el Papa Zósimo fue complaciente, excesivamente indulgente o simplemente precipitado y que San Agustín estaba plenamente consciente de que ya había una resolución del predecesor de Zósimo (el Papa Inocencio I) decisiva condenando al pelagianismo y de allí su resistencia. Sin embargo, ni siquiera el mismo San Agustín interpretó que el Papa Zósimo se había apartado de la ortodoxia, como consta en el libro 6 de su replica a Juliano, donde le reclama sus calumnias al Papa Zósimo:

San Agustín, Contra Iulianum pelagianum, VI, XII, 37

“¿Por qué, para persistir en tu error perverso, acusas de prevaricación al obispo de la Sede Apostólica Zósimo, de santa memoria? Pues no se apartó ni un ápice de la doctrina de su predecesor, Inocencio I, al que temes nombrar. Prefieres citar a Zósimo, porque en un principio actuó con cierta benevolencia con Celestio…”

Por lo que cualquier acusación contra la ortodoxia de Zósimo es rechazada por el mismo San Agustín.

Otro detalle digno de mención lo constituyó el que para el año 422 el Papa Bonifacio I enviara 3 cartas respectivamente a los obispos de Tesalia, de Iliria, y a Rufo, vicario del Pontífice y metropolita de Tesalia (el motivo de las misivas consistía en la deposición o rechazo del obispo Patros Perigenio, bautizado y educado en Corinto: los fieles de Patros no lo querían, los corintios lo reclamaban y los obispos de Tesalia por su parte habían elegido a Máximo como pastor de la ciudad). En las tres cartas se aprecia la conciencia o seguridad del Vicario de Cristo como juez o instancia última para los problemas de la Iglesia.

Inclusive hay teólogos protestantes que han aceptado la posición de San Agustín a favor del Primado Romano. El doctor Cesar Vidal Manzanares en su diccionario de patrística explica:

Cesar Vidal. Diccionario de Patrística. Agustín de Hipona:

“…Eclesiológicamente, Agustín no es unívoco en la utilización del término “iglesia” refiriéndose tanto a la comunidad de los fieles, edificada sobre el fundamento apostólico, como al conjunto de los predestinados que viven en la dichosa inmortalidad. Considera hereje no al que yerra en la fe (Ep. XLIII, I) sino al que “resiste a la doctrina católica que le es manifiesta” (De Bapt. XVI, 23), la cual se expresa en el símbolo bautismal, en los concilios (Ep. XLIV, I) y en la sede de Pedro, que siempre disfrutó del primado (Ep. XLIII, 7)”.

Anécdota: Platicando el tema en el foro católico, a mi amigo protestante le preguntó una forista: “Pero… ¿Has leído los escritos de San Agustín?” a lo que replicó: “….pues no”. Tuve que contenerme para no replicar: “¿¿¿Entonces que demonios haces intentando dar una cátedra del pensamiento agustiniano???”

San Agustín, la Iglesia y la Tradición

San Agustín muestra adhesión plena a la autoridad de fe, la cual es la autoridad de Cristo (C. acad. 3,20,43) manifestada en la Escritura,  en la tradición y la Iglesia. (Nada de Sola Scriptura y libre interpretación privada al estilo protestante). Incluso llega a replicar tajantemente a los maniqueos:

San Agustín. C. ep. Man. 5,6; cf. C. Faustum 28,2

“No creería en el Evangelio, si a ello no me moviera la autoridad de la Iglesia católica”

Para San Agustín, es la iglesia la que establece el canon de las Escrituras (De doct. Chr. 2,7,12), transmite la tradición e interpreta unas y o otra (De Gen. litt. O . i. l. 1), dirime las controversias (De bapt. 2,4,5) y prescribe la regla de fe (De doct. Chr. 3,2,2). Afirma San Agustín “permaneceré seguro en la Iglesia cualquiera que sea la dificultad que se presente” (De bapt. 3,2,2), pues “Dios ha asentado la doctrina de la verdad en la cátedra de la unidad “ (Ep. 105,16).

Llega  a responder a los pelagianos que debe ser tenido por verdadero todo lo que la tradición nos ha transmitido, aunque no se logre explicarlo (C. Iul. 6,5,11), pues los Padres “han enseñado en la Iglesia lo que en la Iglesia aprendieron” (C. Iul. o. i. 1,117; cf. C. Iul. 2,10,34). Así, para San Agustín la autoridad de la iglesia y los concilios son indiscutibles, y hay que mantener aquello que es parte de la Tradición aunque no haya quedado escrito:

San Agustín de Hipona, Carta a Jenaro (Ep 54,1-2)

“…Todo lo que observamos por tradición, aunque no se halle escrito; todo lo que observa la Iglesia en todo el orbe, se sobreentiende que se guarda por recomendación o precepto de los apóstoles o de los concilios plenarios, cuya autoridad es indiscutible en la Iglesia. Por ejemplo, la pasión del Señor, su resurrección, ascención a los cielos y venida del Espíritu santo desde el cielo, se celebran cada año. Lo mismo diremos de cualquier otra práctica semejante que se observe en toda la Iglesia universal.

San Agustín de Hipona, Carta a Dióscoro (Ep 118,32)

“Los que no están en la comunión católica y se glorían, sin embargo, del nombre cristiano, se ven obligados a oponerse a los creyentes; osan engañar a los indoctos como si se valiesen de la razón, siendo así, que el Señor vino cabalmente a traer esta medicina de la fe impuesta a los pueblos. Pero los herejes se ven obligados a hacer eso, como he dicho, porque sienten que serían repudiados con desdén si comparasen su autoridad con la de la Iglesia Católica.

Tratan, pues, de superar la autoridad de la Iglesia inconmovible con el nombre y promesa de la razón. Esta temeridad es normal en todos los herejes. Pero aquel emperador clementísimo de la fe, nos dotó también a nosotros del magnífico aparato de la invicta razón, valiéndose de selectos varones y piadosos y doctos y verdaderamente espirituales. Y al mismo tiempo fortificó la Iglesia con la ciudadela de la autoridad, valiéndose de concilios famosos de todos los pueblos y gentes y de las mismas sedes apostólicas.”

San Agustín y la Virgen María

San Agustín es otro firme defensor de la Virginidad perpetua de María, Afirma:

San Agustín. Serm. 51,18

Virgen concibió, virgen dio a luz y virgen permaneció

A Volusiano, cuando este  interponía las dificultades de la razón,  replica:

San Agustín. Ep. 137,2,8

“Concedamos que Dios pueda obrar alguna cosa que debamos confesar no poder indagar. En tales cosas, toda la razón del hecho es el poder de quien lo pone por obra”

Explica también que María emitió su propósito de virginidad antes de la anunciación, dando inicio al ideal cristiano de la virginidad (Serm. 51,26) y que aunque siempre permaneció virgen, era verdadero el matrimonio y afecto conyugal que la unía a José. (De nupt. Et conc. 1,11,12).

También es un exponente de la maternidad divina, y no duda en afirmar que “Dios ha nacido de una mujer” (De Trin. 8,4,7).

San Agustín. Serm. 186,2

“¿Cómo es posible confesar en la regla de fe que creemos en el Hijo de Dios, nacido de la Virgen María, si nacido de María fuera no el Hijo de Dios, sino el Hijo del hombre? ¿Quién niega entre los cristianos que de esa mujer haya nacido el Hijo del hombre? Mas, Dios hecho  hombre, y, por tanto, el hombre hecho Dios”.

Un episodio en su conflicto con el pelagianismo dio pie para que San Agustín expresara su posición respecto al estado inmaculado de a Virgen María. Juliano (discípulo de Pelagio), le escribe a San Agustín: “«Tú entregas a María al diablo por razón del nacimiento», es decir, si afirmas que el pecado original se trasmite por generación natural, María fue súbdita del diablo, porque de esta manera descendió y de este modo fue concebida por sus padres”, a esto contesto San Agustín: “No consignamos a María al diablo por la condición de su nacimiento –ésta era la acusación-, sino que –esta era la respuesta- la condición del nacimiento fue eliminada por la gracia de la regeneración” (C. Iul. O. i. 4,122). También declara a este respecto hablando de pecado:

San Agustín. De nat. et. gr. 36,42

Excepción hecha de la santa Virgen María, de la que, por el honor debido al Señor, no tolero en absoluto que se haga mención cuando se habla de pecado…”

Así, en la concepción del santo, María es modelo de la iglesia, por el esplendor de sus virtudes y por la gracia de ser corporalmente lo que la Iglesia debe ser espiritualmente, es decir, virgen y madre; virgen por la integridad de la fe, madre por el fervor de la caridad (Serm. 188,4; 191,4; 192,2). Está claro que los protestantes no concuerdan con el pensamiento del santo en ninguno de los puntos anteriores.

San Agustín, el pecado original y la necesidad del bautismo

San Agustín es uno de los más grandes defensores de la doctrina del pecado original y de la necesidad del bautismo. Para él, todos, incluso los que nacen de un matrimonio de creyentes deben ser regenerados por el bautismo, al que llama “baño de regeneración”, ya que a diferencia de los pecados personales, el pecado original si se contrae de los padres “…declaré según la fe católica, que, cualquiera sea su nacimiento, son inocentes cuando de pecados personales se trata; culpables, a causa del pecado original” (Contra Iulianum Pelagianum III, XXIII, 52). Para el santo la herejía pelagiana es sumamente grave por negar a los niños revestirse de Cristo.

San Agustín. Contra Iulianum Pelagianum II, XVIII, 33

“Este nuestro adversario, apartándose con los pelagianos de la fe apostólica y católica, no quiere que los que nacen estén bajo el dominio del diablo, para que lo párvulos (niños) no sean llevados a Cristo, arrancados de la potestad de las tinieblas y trasladados a su reino. Y especialmente acusa a la Iglesia extendida por el mundo entero, donde todos los infantes en el bautismo reciben en todas partes el rito de la insuflación no por otra razón sino para arrojar fuera de ellos al príncipe del mundo, bajo cuyo dominio necesariamente están los vasos de ira desde que nacen de Adán si no renacen en Cristo y son trasladados a su reino una vez que hayan sido hechos vasos de misericordia por la gracia.

Inmerso en el pensamiento de la época, San Agustín le cuesta vislumbrar cual será el estado de los niños nacidos sin el bautismo, e incluso se declara ignorante de la naturaleza de la pena que puede ocasionarles este estado.

San Agustín. Contra Iulianum Pelagianum III, XI, 44

“…No digo que los niños que mueren sin el bautismo de Cristo sean castigados con una pena tan grande que más les valdría no haber nacido; porque el Señor no dijo estas palabras de cualquier pecador, sino de los muy criminales e impíos. Si la sentencia que pronunció sobre Sodoma no se ha de entender sólo de los sodomitas, pues el día del juicio unos han de ser castigados más gravemente que otros, ¡quién puede dudar que los niños no bautizados, que mueren sin pecado personal alguno, con sólo el original, han de sufrir la pena más leve de todas?. Ignoro cuál será la naturaleza de esta pena…pero vosotros los consideráis libres de toda culpa no queréis pensar en la clase de penas a las que los condenáis privando de la vida y del reino de Dios a tantas imágenes suyas y separándolas de sus piadosos padres, a los que tan claramente exhortáis a engendrar. Es injusto que los niños sufran castigo si no tienen pecado; pero, si su castigo es justo, es necesario reconocer en ellos la existencia del pecado original.«

En su carta a San Jerónimo escribe “Soy presa de grandes angustias, créeme, cuando se toca este punto del castigo de los niños y no sé en absoluto qué responder” (Ep. 166,6,16: PL 33,727). La Iglesia hoy reconoce la necesidad del bautismo para la salvación pero también reconoce que puede haber salvación para los niños sin bautizar por “caminos no conocidos por ella”.

Antes de comparar la posición de San Agustín con el mundo protestante, tenemos que aclarar que entre ellos hay dos posturas disonantes. Los anabaptistas (hoy mayoría), quienes niegan la existencia del pecado original y la necesidad del bautismo de niños, y los de la tendencia luterana y calvinista, que confiesan creer en la doctrina del pecado original. En sus confesiones de fe como la de Augsburgo en 1530,  se leen condenas a la posición anabaptista y profesan la necesidad de bautizar niños para salvarse. La confesión de Westminster admite reconoce la necesidad del bautismo y considera pecado grave el descuido y menosprecio del sacramento, (sin embargo admite que pueda salvarse alguien sin bautizarse).  Podría decirse entonces que la posición de San Agustín es radicalmente opuesta a la mayoritaria tendencia anabaptista entre protestantes, y me atrevería a afirmar que la combatiría con el mismo fervor y eficacia que al pelagianismo.

Es curioso que hayan sido las denominaciones protestantes quienes hayan resucitado la herejía de la negación del pecado original, ya que implica devaluación de la necesidad de la obra redentora de Cristo, explicada con claridad por el apóstol San Pablo en el capítulo 5 de la epístola a los Romanos.

Conclusión

¿Pensaba San Agustín como un protestante?, solo conteste estas preguntas:

1) ¿Creen los protestantes que los obispos de Roma son los sucesores del apóstol Pedro y la sede apostólica es la Iglesia de Roma? ¿Reconocen los dictámenes del Papa en materia de fe y se someten a su autoridad?

2) ¿Creen los protestantes que no es hereje quien yerra en la fe, sino quien resiste a la doctrina católica que le es manifestada?

3) Opinan los protestantes que no creerían en el evangelio sino los mueve la autoridad de la Iglesia Católica?

4) ¿Creen los protestantes que es la Iglesia Católica quien transmite la tradición y la interpreta, dirime controversias y prescribe la regla de fe?

5) ¿Creen los protestantes que hay que permanecer seguro en la Iglesia cualquiera que sea la dificultad que se presente?

6) ¿Creen los protestantes que Dios ha asentado la doctrina de la verdad en la cátedra de la unidad?

7) ¿Creen los protestantes que María es siempre Virgen?

8) ¿Creen los protestantes que Dios ha nacido de una mujer?

9) ¿Creen los protestantes que respecto a María es intolerable que se hable de pecado?

10) ¿Creen los protestantes que el bautismo es necesario para la salvación, limpia el pecado original y los demás pecados?

11) ¿Creen los protestantes que es inmoral negar el bautismo a los niños ya que se les impide revestirse de Cristo y nacer de nuevo?

Si a todas esas respuestas usted puede contestar si, entonces San Agustín si era protestante. (Y si es así, ¡ojalá tuviéramos más protestantes como él!)

Bibliografía

BAC 422. Patrología III, Instituto Patriótico Augustinianum

BAC 457. Obras Completas de San Agustín, XXXV

Catecismo Oficial de la Iglesia Católica

Diccionario de patrística, Cesar Vidal Manzanares

Mariología, José C. R. García Paredes

Early Church Fathers

San Agustín, ¿Interpretaba las Escrituras como los protestantes?

Por José Miguel Arráiz

San Agustín

Introducción

Recientemente tuve la ocasión de platicar con un amigo protestante (bautista) que me afirmaba que varios padres de la Iglesia, entre ellos San Agustín, tenían posturas “protestantes”, especialmente en su interpretación de Mateo 16,18, la cual, según él, implicaban un rechazo a la interpretación católica actual sobre el primado de Pedro y el Papado.

¿Quién fue San Agustín?

San Agustín es considerado como uno de los más grandes padres de la Iglesia. Su influencia en la posteridad ha sido notable. El obispo de Hipona fue teólogo, filósofo, místico, poeta, orador, apologista y escritor.  Nacido en el 354 d.C, recibió una educación cristiana desde pequeño gracias a su madre, termina abandonando la fe católica a la edad de diecinueve años. Estudió a Hornensius, Cicerón y hasta prestó oídos a los maniqueos, terminando siendo un anticatólico convencido.  Luego de una larga lucha interior termina comprendiendo que es necesaria la fe para alcanzar la sabiduría, y que la autoridad en que se apoya la fe es la Escritura, avalada y leída por la Iglesia. Luego de haber opuesto a Cristo a la Iglesia, descubre que la senda para ir a Cristo era precisamente la Iglesia. El 391 es ordenado sacerdote y obispo el 395 (o el 396). Intervino  en las controversias contra los maniqueos, donatistas, pelagianos, arrianos y paganos. Muere el 430, dejando tras de si una gran cantidad de obras, parte de un legado que perdura hasta hoy.

¿Qué importancia tienen los escritos de San Agustín?

Los escritos de San Agustín (así como los escritos de los padres de la Iglesia y otros escritores eclesiásticos) son importantes no solo para los estudiantes de patrística y patrología sino para todo cristiano que le interese conocer a fondo pensamiento de la Iglesia en sus primeros siglos y su forma de interpretar las Escrituras. En virtud de estas circunstancias he querido estudiar los escritos de San Agustín, no solo, en cuanto a los puntos en que los protestantes suelen citarle, sino en su totalidad, para así hacer una comparación justa de su pensamiento.

San Agustín y el primado de Pedro

Los testimonios de San Agustín sobre el Primado de Pedro son bastante numerosos, sin embargo, algunos textos de San Agustín han sido sacados de contexto frecuentemente por protestantes para inducir lo contrario. Examinaremos algunos de estos textos y la visión global del santo sobre el tema.

San Agustín. Serm. 295; PL 38,1348-1352.

“San Pedro, el primero de los apóstoles, que amaba ardientemente a Cristo, y que llegó a oír de él estas palabras: Ahora te digo yo: Tú eres Pedro. Él había dicho antes: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Y Cristo le replicó: «Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Sobre esta piedra edificaré esta misma fe que profesas. Sobre esta afirmación que tú has hecho: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, edificaré mi Iglesia. Porque tú eres Pedro». «Pedro» es una palabra que se deriva de «piedra», y no al revés. «Pedro» viene de «piedra», del mismo modo que «cristiano» viene de «Cristo». El Señor Jesús, antes de su pasión, como sabéis, eligió a sus discípulos, a los que dio el nombre de apóstoles. Entre ellos, Pedro fue el único que representó la totalidad de la Iglesia casi en todas partes. Por ello, en cuanto que él solo representaba en su persona a la totalidad de la Iglesia, pudo escuchar estas palabras: Te daré las llaves del reino de los cielos. Porque estas llaves las recibió no un hombre único, sino la Iglesia única. De ahí la excelencia de la persona de Pedro, en cuanto que él representaba la universalidad y la unidad de la Iglesia, cuando se le dijo: Yo te entrego, tratándose de algo que ha sido entregado a todos. Pues, para que sepáis que la Iglesia ha recibido las llaves del reino de los cielos, escuchad lo que el Señor dice en otro lugar a todos sus apóstoles: Recibid el Espíritu Santo. Y a continuación: A quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos. En este mismo sentido, el Señor, después de su resurrección, encomendó también a Pedro sus ovejas para que las apacentara. No es que él fuera el único de los discípulos que tuviera el encargo de apacentar las ovejas del Señor; es que Cristo, por el hecho de referirse a uno solo, quiso significar con ello la unidad de la Iglesia; y, si se dirige a Pedro con preferencia a los demás, es porque Pedro es el primero entre los apóstoles. No te entristezcas, apóstol; responde una vez, responde dos, responde tres. Venza por tres veces tu profesión de amor, ya que por tres veces el temor venció tu presunción. Tres veces ha de ser desatado lo que por tres veces habías ligado. Desata por el amor lo que habías ligado por el temor. A pesar de su debilidad, por primera, por segunda y por tercera vez encomendó el Señor sus ovejas a Pedro”

San Agustín también escribió: Cristo, como ves, edificó su Iglesia no sobre un hombre sino sobre la confesión de Pedro. ¿Cuál es la confesión de Pedro? ‘Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente’. Aquí está la roca para vosotros, aquí el fundamento, aquí es donde la Iglesia ha sido construida, la cual las puertas del inframundo no pueden conquistar”

Cuando un protestante lee a San Agustín diciendo que la piedra sobre la que se edificará la Iglesia es la fe (confesión de Pedro), asume de manera automática que dicho texto implica un rechazo al primado Romano. Como veremos a continuación, el Catecismo Católico hace precisiones similares y no por eso significa que lo niegue. Esperemos que en 500 años no estén los protestantes citando el catecismo para intentar demostrar que los católicos del siglo XXI no creían en el Papado.

Ahora bien ¿Por qué creen que la interpretación de San Agustín presta apoyo a su rechazo al Papado? La razón es que al ser la fe «la Piedra» sobre la que Cristo edificó su Iglesia, intentan afirmar que todo aquel que confiese su a Cristo como hijo de Dios por revelación divina ya es Piedra sobre la que se edifica la Iglesia, y por lo tanto, la autoridad del Papa no sería mayor que la de cualquier cristiano creyente.

El catecismo de la Iglesia Católica explica la posición católica de la siguiente manera:

CIC 552 En el colegio de los doce Simón Pedro ocupa el primer lugar (cf. Mc 3, 16; 9, 2; Lc 24, 34; 1 Co 15, 5). Jesús le confía una misión única. Gracias a una revelación del Padre, Pedro había confesado: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Entonces Nuestro Señor le declaró: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella» (Mt 16, 18). Cristo, «Piedra viva» (1 P 2, 4), asegura a su Iglesia, edificada sobre Pedro la victoria sobre los poderes de la muerte. Pedro, a causa de la fe confesada por él, será la roca inquebrantable de la Iglesia. Tendrá la misión de custodiar esta fe ante todo desfallecimiento y de confirmar en ella a sus hermanos (cf. Lc 22, 32).

CIC 553 Jesús ha confiado a Pedro una autoridad específica: «A ti te daré las llaves del Reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos» (Mt 16, 19). El poder de las llaves designa la autoridad para gobernar la casa de Dios, que es la Iglesia. Jesús, «el Buen Pastor» (Jn 10, 11)  confirmó este encargo después de su resurrección:»Apacienta mis ovejas» (Jn 21, 15-17). El poder de «atar y desatar» significa la autoridad para absolver los pecados, pronunciar sentencias doctrinales y tomar decisiones disciplinares en la Iglesia. Jesús confió esta autoridad a la Iglesia por el ministerio de los apóstoles (cf. Mt 18, 18) y particularmente por el de Pedro, el único a quien él confió explícitamente las llaves del Reino.

CIC 881 El Señor hizo de Simón, al que dio el nombre de Pedro, y solamente de él, la piedra de su Iglesia. Le entregó las llaves de ella (cf. Mt 16, 18-19); lo instituyó pastor de todo el rebaño (cf. Jn 21, 15-17). «Está claro que también el Colegio de los Apóstoles, unido a su Cabeza, recibió la función de atar y desatar dada a Pedro» (LG 22). Este oficio pastoral de Pedro y de los demás apóstoles pertenece a los cimientos de la Iglesia. Se continúa por los obispos bajo el primado del Papa.

Un análisis detallado de los textos de San Agustín demuestra que su postura, más que acercarse a la postura protestante, concuerda perfectamente con la posición católica. El reconoce a Pedro en virtud de la fe confesada por él como el primero de los apóstoles, como representante de la Iglesia entera, y portador de las llaves del reino de los cielos. Los obispos en comunión con él, también pueden atar y desatar (Nótese que el santo también relaciona, a diferencia de los protestantes, el poder de atar y desatar, con la autoridad de perdonar pecados).

Veamos ahora algunos textos adicionales de San Agustín que comparados con los otros, nos pueden dar una perspectiva real de la opinión del santo:

San Agustín. C. ep. Man. 4,5.

“Aún prescindiendo de la sincera y genuina sabiduría…, que en vuestra opinión no se halla en la Iglesia Católica, muchas otras razones me mantienen en su seno: el consentimiento de los pueblos y de las gentes; la autoridad, erigida con milagros, nutrida con la esperanza, aumentada con la caridad, confirmada por la antigüedad; la sucesión de los obispos desde la sede misma del apóstol Pedro, a quien el Señor encomendó, después de la resurrección, apacentar sus ovejas, hasta el episcopado de hoy; y en fin, el apelativo mismo de Católica, que son sin razón sólo la Iglesia ha alcanzado….Estos vínculos del nombre cristiano – tantos, tan grandes y dulcísimos- mantienen al creyente en el seno de la Iglesia católica, a pesar de que la verdad, a causa de la torpeza de nuestra mente e indignidad de nuestra vida, aún no se muestra”.

En el texto anterior San Agustín demuestra ver diferencia entre la confesión de fe, con el ministerio del episcopado. No todos, por simplemente confesar la fe son obispos, tampoco todos son sucesores del apóstol Pedro en cuanto a su ministerio.

San Agustín. Ep. 53,2 

Si la sucesión de obispos es tomada en cuenta, cuanto más cierta y beneficiosa la Iglesia que nosotros reconocemos llega hasta Pedro mismo, aquel quien portó la figura de la Iglesia entera, el Señor le dijo: “Sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella!”. El sucesor de Pedro fue Linus, y sus sucesores en orden de sucesión  ininterrumpida fueron estos: Clemente, Anacleto, Evaristo, Alejandro, Sixto, Telesforo, Higinio, Aniceto, Pío, Sotero, Eleuterio, Victor, Ceferino, Calixto, Urbano, Ponciano, Antero, Fabián, Cornelio, Licio, Esteban, Sixto, Dionisio, Felix, Eutiquiano, Cayo, Marcelino, Marcelo, Eusebio, Miltiades, Silvestre, Marcos, Julio, Liberio, Damaso, y Siricius, cuyo sucesor es el presente obispo Anastasio. En esta orden de sucesión, ningún obispo donatista es encontrado”.

Nuevamente aquí se ve lo mismo. Para el santo obispo de Hipona el ministerio concedido a Pedro lo desempeñaron específicamente los obispos de Roma en sucesión ininterrumpida. Luego de mostrar este texto a un amigo protestante, el me comentaba en forma testaruda: “Yo no veo allí ningún Papado”. Actitud singularmente obstinada, para quien lee un texto en donde ve hablando de la sucesión apostólica, de los obispos de Roma, su sucesión en el ministerio del apóstol Pedro, y si eso no fuera suficiente, la lista los Papas hasta Anastasio (El Papa de la época). ¿Qué más puede pedir? ¿Qué les conceda con el título de “Papa”?, pues eso también lo hace en innumerables ocasiones, las cuales sería muy laborioso contabilizar, conformémonos con tomar una de ellas: Sobre el pecado original (13 veces, en los capítulos 2,7,8,9). Allí se expresa con mucha reverencia sobre los pontífices y  se leen expresiones como “el más bendito Papa Zósimo en Roma”  (Capítulo 2), “el venerable Papa Zósimo” (Capítulos 8 y 9), “el más bendito Papa Inocencio” (Capítulos 8,10), “el más bendito Papa Zósimo”, “El santo Papa Inocencio” (Capítulo 9), “El santo Papa Zósimo” (Capítulos 10,19) y el Papa Inocencio de bendita memoria (Capítulo 19).

Hay evidencia adicional suficiente para estar seguros de ir contra la tendencia que propone le negación del primado a raíz de estas frases en los sermones del santo. Quienes piensan así tendrían que explicar si comparten con San Agustín que dijera que la iglesia de los donatistas no puede ser la verdadera por no ser católica, una, santa y apostólica, que quien se separa de la Iglesia sacrifica su salvación (Bapt 4,17.24). ¿Según esto basta la confesión de fe como fundamento para la edificación de la Iglesia?

A diferencia de la postura protestante, para San Agustín no hay motivo justo para efectuar la separación de la Iglesia y preparar la propia (secta), separada de ella (E. Cp Parm 2,11,25).  San Agustín ve en la Iglesia de Roma aquella “in qua semper apostolicae cathedrae viguit principatus [aquella en la que siempre ha estado vigente el principado de la cátedra apostólica (Ep 43,7)], afirmación que es un reconocimiento claro del primado de la Iglesia de Roma. Inclusive atribuye a las sentencias de Roma en materia de fe la máxima importancia, como por ejemplo, cuando combate al pelagianismo. Así, cuando San Agustín dice que las llaves la recibió no solo Pedro, sino toda la Iglesia, está defendiendo el primado no solo de él, sino de sus sucesores. “Sicut enim quaedam dicuntur quae ad apostolum Petrum propriae pertinere videantur, nec tamen habent illustrem intellectum, nisi cum referuntur ad Ecclesiam, cuius ille agnoscitur in figura gestasse personam, propter primatum quem in discipulis habuit (In Ps CVIII, t. XXXVII, col 1431) [Algunas cosas, se dice, parecen pertenecer propiamente al apóstol Pedro, pero (quienes así piensan) no tienen un entendimiento iluminado, pues se las ha de referir a la Iglesia, de la que se confiesa represento la figura en su persona a causa del primado que tuvo entre los discípulos].

Para San Agustín, por la comunión con la sede apostólica se tiene la adhesión a los apóstoles, y se está así en la verdadera Iglesia. Es de entender entonces que para él, el testimonio de la Iglesia de occidente le es sólo decisiva, ya que en occidente se encuentre la sede del príncipe de los apóstoles: “Puto tibi eam partem orbis sufficere debere, in qua primum apostolorum voluit Dominus gloriosissimo martyrio conorare. Cui Ecclesiae praesidentem beatum Innocentium si audire voluisses, iam tum periculosam iuventutem tuam pelagianis laqueis exuisses”. Contra Iulianum pelagianum, I, IV, 13 t. XLIV, col 648 [Considero que te debe bastar esa parte del orbe en la que el Señor quiso coronar al primero de los apóstoles con un martirio gloriosísimo. Si quisieras oír al beato Inocencio que es quien preside a esta Iglesia, librarías tu peligrosa juventud de las insidias pelagianas].

Adicionalmente vemos al obispo de Hipona, someter sus obras al Papa Bonifacio, no para instruirle, sino para solicitar su aprobación y censura si fuere necesario: “Haec ergo quae… respondeo, ad tua potissimum dirigere sanctitatem, non tam discenda quam examinanda, et ubi forsitan aliquid displicuerit emendanda, constitui” (Contra duas epist. Pelag. I, 1 t. XLIV, col 549-551) [Estas cosas que… respondo, he decidido dirigir de modo especial a tu santidad no para instruir sino para que sean examinadas, y donde tal vez haya algo que displiciera, sea enmendado]. Es de entender entonces porqué San Agustín hace también referencia al obispo de Roma como “El Obispo de la Sede Apostólica”.

Se ha hecho frecuente escuchar alegatos entre protestantes afirmando que San Agustín amenazó con excomulgar a quienes apelaran a Roma. Luego de investigar encontramos el origen de este argumento en un artículo de la web cristianismo-primitivo.org que no hace sino transcribir literalmente una porción del fraudulento discurso del obispo Strossmayer en el Vaticano I que dice «…siendo secretario del concilio de Melive, escribió, entre los decretos de esta venerable asamblea: «Todo fiel u obispo que apelase a los de la otra parte del mar, no será admitido a la comunión por ninguno en las Iglesias de Africa».

Es importante aclarar que el sacerdote católico Juan Sack luego de una investigación demostró que dicho discurso es una falsificación, y la mayoría de sitios de apologética protestantes lo retiraron ante la evidencia, sin embargo los artículos basados en él siguen circulando. Los detalles aquí: Algunas reflexiones sobre el famoso discurso del obispo Strossmayer. Con semejante fuente «primaria» lo más probable es que la cita de Agustín o sea falsa o sacada de contexto.

El articulo de cristianismo primitivo no se preocupó de verificar la fuente e incluso copia textualmente los errores ortográficos del fraudulento discurso (Escribe Mélive por Milevi). Lo que realmente ocurrió luego de los concilios de Cártago y Milevi fue que el mismo San Agustín escribió al Papa para que confirmara las decisiones de los susodichos concilios (411, 412 y 416) condenando el pelagianismo. Aquí fue donde el Papa Inocencio confirmó las decisiones de los concilios reservándose el deber de citar a Pelagio y Celestio, y de reformar, si era necesario, la sentencia de Dióspolis, donde condenó la doctrina incriminada en una carta conocida como «In requirendis» dirigida a los obispos que se reunieron en Cartago y de Milevi.

En dicha carta el Papa se alegra que se haya desenmascarado al pelagianismo y se haya recurrido a la sede de Roma para solucionar o confirmar las resoluciones, que puesto que la sede de Pedro goza de la autoridad vinculante.

Lo mejor de todo es que cuando San Agustín da a conocer al pueblo las decisiones de Roma, pronunció esta célebre frase:

“Iam de hac causa duo concilia missa sunt ad sedem apostolicam: inde etiam rescripta venerunt. Causa finita est, utinam aliquando finiatur error”

La cual podría traducirse como:

“Ya por este motivo se han enviado dos misivas a la sede apostólica y también de allí han venido dos rescriptos. La causa ha terminado para que finalmente termine el error” . Sermo 131,10,10; Ep 1507.

Imposible bajo el sentido común imaginar un San Agustín rechazando el Papado pero apelando a su autoridad y declarando una disputa concluida en base a sus rescriptos.

Otro argumento frecuentemente escuchado lo tenemos a un evento que sucedió después cuando luego de que el Papa Zósimo sucediera al Papa Inocencio (que muriera en el 417). Ocurrió que Pelagio y Celestio enviaron apelaciones a la Sede Romana (sorprendentemente hasta los herejes reconocían la autoridad de la sede apostólica evidenciada en estas apelaciones). Las decisiones del Papa Inocencio I habían sido contundentes pero Zósimo quería comprobar si realmente Pelagio y Celestio habían enseñado las doctrinas condenadas como heréticas. Acusan aquí entonces al Papa Zósimo de haber aprobado el pelagianismo y sido magnánimo con los herejes y a San Agustín de resistirle. Comparto una muy detallada explicación que da la enciclopedia católica sobre los hechos:

Enciclopedia Católica. Pelagianismo

«El sentido de justicia de Zósimo le impedía castigar a alguien con excomunión, siendo éste dudosamente convicto de su error. Y, si los pasos recientemente dados por los dos que se defendían habían sido considerados, las dudas que debieron surgir sobre este punto no fueron enteramente carentes de fundamento. En el 416 Pelagio publicó un nuevo trabajo, ahora perdido, “De libero arbitrio libri IV” que, en su fraseología parece inclinarse hacia la concepción agustiniana de gracia y del bautismo de los infantes, aunque en principio no se separe del anterior punto de vista del mismo autor… Pelagio envió esta obra junto con una confesión de fe que aún se conserva. En ella testimonia su obediencia como la de un niño, humildemente necesitado y, al mismo tiempo reconoce inexactitudes fortuitas que pueden ser corregidas por él quien “sostiene la misma fe y el parecer de Pedro”. Todo esto fue dirigido a Inocencio I, de cuyo deceso Pelagio no se había aún enterado. Celestio quien, mientras tanto, había cambiado su residencia de Éfeso a Constantinopla, pero había sido proscrito desde entonces por el obispo anti-pelagiano Ático, dio activamente pasos hacia su rehabilitación. En el 417 fue a Roma en persona y dejó a los pies de Zósimo una confesión de fe detallada (Fragmentos, P. L., XLV, 1718), en ésta afirma su creencia en todas las doctrinas, “desde que hay un Dios Uno y Trino hasta la resurrección de los muertos” (cf. S. Agustín, «De peccato orig.», xxiii). Muy contento con esta fe católica y obediencia, Zósimo envió dos cartas diferentes (P. L., XLV, 1719 sqq.) a los obispos africanos, diciendo que, en el caso de Celestio, los obispos Heros y Lázaro habían procedido sin la debida circunspección y que, Pelagio también, como se había probado por su reciente confesión de fe, no se había desviado de la verdad católica. Como para el caso de Celestio, quien estaba entonces en Roma, el Papa encargó a los Africanos revisar la anterior sentencia o acusarlo de herejía delante del mismo Papa dentro de dos meses. El mandato papal golpeó África como una bomba. Con gran rapidez se convocó un sínodo en Cartago en noviembre del 417, y se escribió a Zósimo pidiéndole no rescindir la sentencia que su predecesor, Inocencio I, había pronunciado contra Pelagio y Celestio, hasta que ambos hubieran confesado la necesidad de la gracia interior para todos los pensamientos, palabras y actos saludables. Al fin Zósimo se detuvo. Por un rescripto del 21 de marzo del 418, aseguró a ellos que no se había pronunciado definitivamente, sino que había despachado al África todos los documentos sobre el pelagianismo para pavimentar el camino hacia una nueva investigación conjunta. De acuerdo con el mandato papal se celebró el primero de mayo del 418, en presencia de 200 obispos, el famoso Concilio de Cartago, que otra vez tipificó al pelagianismo como una herejía en ocho (o nueve) cánones (Denzinger, «Enchir.», 10th ed., 1908, 101-8).»

En resumen, lo más que podría demostrarse con este evento, más que el hecho de que hasta los herejes apelaban a Roma, es que el Papa Zósimo fue complaciente, excesivamente indulgente o simplemente precipitado y que San Agustín estaba plenamente consciente de que ya había una resolución del predecesor de Zósimo (el Papa Inocencio I) decisiva condenando al pelagianismo y de allí su resistencia. Sin embargo, ni siquiera el mismo San Agustín interpretó que el Papa Zósimo se había apartado de la ortodoxia, como consta en el libro 6 de su replica a Juliano, donde le reclama sus calumnias al Papa Zósimo:

San Agustín, Contra Iulianum pelagianum, VI, XII, 37

“¿Por qué, para persistir en tu error perverso, acusas de prevaricación al obispo de la Sede Apostólica Zósimo, de santa memoria? Pues no se apartó ni un ápice de la doctrina de su predecesor, Inocencio I, al que temes nombrar. Prefieres citar a Zósimo, porque en un principio actuó con cierta benevolencia con Celestio…”

Por lo que cualquier acusación contra la ortodoxia de Zósimo es rechazada por el mismo San Agustín.

Otro detalle digno de mención lo constituyó el que para el año 422 el Papa Bonifacio I enviara 3 cartas respectivamente a los obispos de Tesalia, de Iliria, y a Rufo, vicario del Pontífice y metropolita de Tesalia (el motivo de las misivas consistía en la deposición o rechazo del obispo Patros Perigenio, bautizado y educado en Corinto: los fieles de Patros no lo querían, los corintios lo reclamaban y los obispos de Tesalia por su parte habían elegido a Máximo como pastor de la ciudad). En las tres cartas se aprecia la conciencia o seguridad del Vicario de Cristo como juez o instancia última para los problemas de la Iglesia.

Inclusive hay teólogos protestantes que han aceptado la posición de San Agustín a favor del Primado Romano. El doctor Cesar Vidal Manzanares en su diccionario de patrística explica:

Cesar Vidal. Diccionario de Patrística. Agustín de Hipona:

“…Eclesiológicamente, Agustín no es unívoco en la utilización del término “iglesia” refiriéndose tanto a la comunidad de los fieles, edificada sobre el fundamento apostólico, como al conjunto de los predestinados que viven en la dichosa inmortalidad. Considera hereje no al que yerra en la fe (Ep. XLIII, I) sino al que “resiste a la doctrina católica que le es manifiesta” (De Bapt. XVI, 23), la cual se expresa en el símbolo bautismal, en los concilios (Ep. XLIV, I) y en la sede de Pedro, que siempre disfrutó del primado (Ep. XLIII, 7)”.

Anécdota: Platicando el tema en el foro católico, a mi amigo protestante le preguntó una forista: “Pero… ¿Has leído los escritos de San Agustín?” a lo que replicó: “….pues no”. Tuve que contenerme para no replicar: “¿¿¿Entonces que demonios haces intentando dar una cátedra del pensamiento agustiniano???”

San Agustín, la Iglesia y la Tradición

San Agustín muestra adhesión plena a la autoridad de fe, la cual es la autoridad de Cristo (C. acad. 3,20,43) manifestada en la Escritura,  en la tradición y la Iglesia. (Nada de Sola Scriptura y libre interpretación privada al estilo protestante). Incluso llega a replicar tajantemente a los maniqueos:

San Agustín. C. ep. Man. 5,6; cf. C. Faustum 28,2

“No creería en el Evangelio, si a ello no me moviera la autoridad de la Iglesia católica”

Para San Agustín, es la iglesia la que establece el canon de las Escrituras (De doct. Chr. 2,7,12), transmite la tradición e interpreta unas y o otra (De Gen. litt. O . i. l. 1), dirime las controversias (De bapt. 2,4,5) y prescribe la regla de fe (De doct. Chr. 3,2,2). Afirma San Agustín “permaneceré seguro en la Iglesia cualquiera que sea la dificultad que se presente” (De bapt. 3,2,2), pues “Dios ha asentado la doctrina de la verdad en la cátedra de la unidad “ (Ep. 105,16).

Llega  a responder a los pelagianos que debe ser tenido por verdadero todo lo que la tradición nos ha transmitido, aunque no se logre explicarlo (C. Iul. 6,5,11), pues los Padres “han enseñado en la Iglesia lo que en la Iglesia aprendieron” (C. Iul. o. i. 1,117; cf. C. Iul. 2,10,34). Así, para San Agustín la autoridad de la iglesia y los concilios son indiscutibles, y hay que mantener aquello que es parte de la Tradición aunque no haya quedado escrito:

San Agustín de Hipona, Carta a Jenaro (Ep 54,1-2)

“…Todo lo que observamos por tradición, aunque no se halle escrito; todo lo que observa la Iglesia en todo el orbe, se sobreentiende que se guarda por recomendación o precepto de los apóstoles o de los concilios plenarios, cuya autoridad es indiscutible en la Iglesia. Por ejemplo, la pasión del Señor, su resurrección, ascención a los cielos y venida del Espíritu santo desde el cielo, se celebran cada año. Lo mismo diremos de cualquier otra práctica semejante que se observe en toda la Iglesia universal.

San Agustín de Hipona, Carta a Dióscoro (Ep 118,32)

“Los que no están en la comunión católica y se glorían, sin embargo, del nombre cristiano, se ven obligados a oponerse a los creyentes; osan engañar a los indoctos como si se valiesen de la razón, siendo así, que el Señor vino cabalmente a traer esta medicina de la fe impuesta a los pueblos. Pero los herejes se ven obligados a hacer eso, como he dicho, porque sienten que serían repudiados con desdén si comparasen su autoridad con la de la Iglesia Católica.

Tratan, pues, de superar la autoridad de la Iglesia inconmovible con el nombre y promesa de la razón. Esta temeridad es normal en todos los herejes. Pero aquel emperador clementísimo de la fe, nos dotó también a nosotros del magnífico aparato de la invicta razón, valiéndose de selectos varones y piadosos y doctos y verdaderamente espirituales. Y al mismo tiempo fortificó la Iglesia con la ciudadela de la autoridad, valiéndose de concilios famosos de todos los pueblos y gentes y de las mismas sedes apostólicas.”

San Agustín y la Virgen María

San Agustín es otro firme defensor de la Virginidad perpetua de María, Afirma:

San Agustín. Serm. 51,18

Virgen concibió, virgen dio a luz y virgen permaneció

A Volusiano, cuando este  interponía las dificultades de la razón,  replica:

San Agustín. Ep. 137,2,8

“Concedamos que Dios pueda obrar alguna cosa que debamos confesar no poder indagar. En tales cosas, toda la razón del hecho es el poder de quien lo pone por obra”

Explica también que María emitió su propósito de virginidad antes de la anunciación, dando inicio al ideal cristiano de la virginidad (Serm. 51,26) y que aunque siempre permaneció virgen, era verdadero el matrimonio y afecto conyugal que la unía a José. (De nupt. Et conc. 1,11,12).

También es un exponente de la maternidad divina, y no duda en afirmar que “Dios ha nacido de una mujer” (De Trin. 8,4,7).

San Agustín. Serm. 186,2

“¿Cómo es posible confesar en la regla de fe que creemos en el Hijo de Dios, nacido de la Virgen María, si nacido de María fuera no el Hijo de Dios, sino el Hijo del hombre? ¿Quién niega entre los cristianos que de esa mujer haya nacido el Hijo del hombre? Mas, Dios hecho  hombre, y, por tanto, el hombre hecho Dios”.

Un episodio en su conflicto con el pelagianismo dio pie para que San Agustín expresara su posición respecto al estado inmaculado de a Virgen María. Juliano (discípulo de Pelagio), le escribe a San Agustín: “«Tú entregas a María al diablo por razón del nacimiento», es decir, si afirmas que el pecado original se trasmite por generación natural, María fue súbdita del diablo, porque de esta manera descendió y de este modo fue concebida por sus padres”, a esto contesto San Agustín: “No consignamos a María al diablo por la condición de su nacimiento –ésta era la acusación-, sino que –esta era la respuesta- la condición del nacimiento fue eliminada por la gracia de la regeneración” (C. Iul. O. i. 4,122). También declara a este respecto hablando de pecado:

San Agustín. De nat. et. gr. 36,42

Excepción hecha de la santa Virgen María, de la que, por el honor debido al Señor, no tolero en absoluto que se haga mención cuando se habla de pecado…”

Así, en la concepción del santo, María es modelo de la iglesia, por el esplendor de sus virtudes y por la gracia de ser corporalmente lo que la Iglesia debe ser espiritualmente, es decir, virgen y madre; virgen por la integridad de la fe, madre por el fervor de la caridad (Serm. 188,4; 191,4; 192,2). Está claro que los protestantes no concuerdan con el pensamiento del santo en ninguno de los puntos anteriores.

San Agustín, el pecado original y la necesidad del bautismo

San Agustín es uno de los más grandes defensores de la doctrina del pecado original y de la necesidad del bautismo. Para él, todos, incluso los que nacen de un matrimonio de creyentes deben ser regenerados por el bautismo, al que llama “baño de regeneración”, ya que a diferencia de los pecados personales, el pecado original si se contrae de los padres “…declaré según la fe católica, que, cualquiera sea su nacimiento, son inocentes cuando de pecados personales se trata; culpables, a causa del pecado original” (Contra Iulianum Pelagianum III, XXIII, 52). Para el santo la herejía pelagiana es sumamente grave por negar a los niños revestirse de Cristo.

San Agustín. Contra Iulianum Pelagianum II, XVIII, 33

“Este nuestro adversario, apartándose con los pelagianos de la fe apostólica y católica, no quiere que los que nacen estén bajo el dominio del diablo, para que lo párvulos (niños) no sean llevados a Cristo, arrancados de la potestad de las tinieblas y trasladados a su reino. Y especialmente acusa a la Iglesia extendida por el mundo entero, donde todos los infantes en el bautismo reciben en todas partes el rito de la insuflación no por otra razón sino para arrojar fuera de ellos al príncipe del mundo, bajo cuyo dominio necesariamente están los vasos de ira desde que nacen de Adán si no renacen en Cristo y son trasladados a su reino una vez que hayan sido hechos vasos de misericordia por la gracia.

Inmerso en el pensamiento de la época, San Agustín le cuesta vislumbrar cual será el estado de los niños nacidos sin el bautismo, e incluso se declara ignorante de la naturaleza de la pena que puede ocasionarles este estado.

San Agustín. Contra Iulianum Pelagianum III, XI, 44

“…No digo que los niños que mueren sin el bautismo de Cristo sean castigados con una pena tan grande que más les valdría no haber nacido; porque el Señor no dijo estas palabras de cualquier pecador, sino de los muy criminales e impíos. Si la sentencia que pronunció sobre Sodoma no se ha de entender sólo de los sodomitas, pues el día del juicio unos han de ser castigados más gravemente que otros, ¡quién puede dudar que los niños no bautizados, que mueren sin pecado personal alguno, con sólo el original, han de sufrir la pena más leve de todas?. Ignoro cuál será la naturaleza de esta pena…pero vosotros los consideráis libres de toda culpa no queréis pensar en la clase de penas a las que los condenáis privando de la vida y del reino de Dios a tantas imágenes suyas y separándolas de sus piadosos padres, a los que tan claramente exhortáis a engendrar. Es injusto que los niños sufran castigo si no tienen pecado; pero, si su castigo es justo, es necesario reconocer en ellos la existencia del pecado original.«

En su carta a San Jerónimo escribe “Soy presa de grandes angustias, créeme, cuando se toca este punto del castigo de los niños y no sé en absoluto qué responder” (Ep. 166,6,16: PL 33,727). La Iglesia hoy reconoce la necesidad del bautismo para la salvación pero también reconoce que puede haber salvación para los niños sin bautizar por “caminos no conocidos por ella”.

Antes de comparar la posición de San Agustín con el mundo protestante, tenemos que aclarar que entre ellos hay dos posturas disonantes. Los anabaptistas (hoy mayoría), quienes niegan la existencia del pecado original y la necesidad del bautismo de niños, y los de la tendencia luterana y calvinista, que confiesan creer en la doctrina del pecado original. En sus confesiones de fe como la de Augsburgo en 1530,  se leen condenas a la posición anabaptista y profesan la necesidad de bautizar niños para salvarse. La confesión de Westminster admite reconoce la necesidad del bautismo y considera pecado grave el descuido y menosprecio del sacramento, (sin embargo admite que pueda salvarse alguien sin bautizarse).  Podría decirse entonces que la posición de San Agustín es radicalmente opuesta a la mayoritaria tendencia anabaptista entre protestantes, y me atrevería a afirmar que la combatiría con el mismo fervor y eficacia que al pelagianismo.

Es curioso que hayan sido las denominaciones protestantes quienes hayan resucitado la herejía de la negación del pecado original, ya que implica devaluación de la necesidad de la obra redentora de Cristo, explicada con claridad por el apóstol San Pablo en el capítulo 5 de la epístola a los Romanos.

Conclusión

¿Pensaba San Agustín como un protestante?, solo conteste estas preguntas:

1) ¿Creen los protestantes que los obispos de Roma son los sucesores del apóstol Pedro y la sede apostólica es la Iglesia de Roma? ¿Reconocen los dictámenes del Papa en materia de fe y se someten a su autoridad?

2) ¿Creen los protestantes que no es hereje quien yerra en la fe, sino quien resiste a la doctrina católica que le es manifestada?

3) Opinan los protestantes que no creerían en el evangelio sino los mueve la autoridad de la Iglesia Católica?

4) ¿Creen los protestantes que es la Iglesia Católica quien transmite la tradición y la interpreta, dirime controversias y prescribe la regla de fe?

5) ¿Creen los protestantes que hay que permanecer seguro en la Iglesia cualquiera que sea la dificultad que se presente?

6) ¿Creen los protestantes que Dios ha asentado la doctrina de la verdad en la cátedra de la unidad?

7) ¿Creen los protestantes que María es siempre Virgen?

8) ¿Creen los protestantes que Dios ha nacido de una mujer?

9) ¿Creen los protestantes que respecto a María es intolerable que se hable de pecado?

10) ¿Creen los protestantes que el bautismo es necesario para la salvación, limpia el pecado original y los demás pecados?

11) ¿Creen los protestantes que es inmoral negar el bautismo a los niños ya que se les impide revestirse de Cristo y nacer de nuevo?

Si a todas esas respuestas usted puede contestar si, entonces San Agustín si era protestante. (Y si es así, ¡ojalá tuviéramos más protestantes como él!)

Bibliografía

BAC 422. Patrología III, Instituto Patriótico Augustinianum

BAC 457. Obras Completas de San Agustín, XXXV

Catecismo Oficial de la Iglesia Católica

Diccionario de patrística, Cesar Vidal Manzanares

Mariología, José C. R. García Paredes

Early Church Fathers

San Agustín, ¿Interpretaba las Escrituras como los protestantes?, Por José Miguel Arráiz – ApologeticaCatolica.org

Enciclopedia Católica

JESUSEDIFICARE

 

PRIMADO DE LA SEDE ROMANA

Hemos mostrado en la sección anterior que Cristo confirió a Pedro el oficio de pastor supremo, y que la permanencia de ese oficio es esencial al bienestar de la Iglesia. Debemos ahora establecer que ese oficio pertenece por derecho a la sede de Roma. La prueba tiene dos partes:

A. que san Pedro fue obispo de Roma y
B. que los que lo suceden en esa sede también lo suceden en el cargo de cabeza suprema.

A. San Pedro fue obispo de Roma.

Ya ningún escritor de peso niega que san Pedro visitó Roma y fue martirizado en esa ciudad (Harnack, “Chronol.” I, 244, n. 2). Sin embargo, aún entre quienes admiten la estancia de san Pedro en Roma hay algunos que niegan que haya sido obispo ahí. Ejemplo: Lightfoot, “Clement of Rome”, II, 50; Harnack, op. cit. I, 703. Mas no es difícil demostrar que el hecho de su episcopado romano es algo tan bien atestiguado que podemos concluir que es históricamente cierto. En este punto, convendría comenzar con el siglo III, donde hay frecuentes referencias al respecto, y partir de ahí hacia los siglos anteriores. A mediados del siglo III san Cipriano explícitamente llama “Silla de san Pedro” a la sede romana, diciendo que Cornelio ha sido elevado “al sitio de Fabián, que es el sitio de Pedro” (Ep 55:8; cf. 59:14). Firmiliano de Cesarea hace notar que Esteban alegó poder decidir la controversia sobre el rebautismo basado en que él ocupaba la sucesión de Pedro (Cipriano, Epistola 75, 17). No niega Firmiliano tal afirmación, cosa que hubiera hecho si hubiera podido. Ello significa que en el año 250 el episcopado romano de Pedro era aceptado por todos aquellos que eran capaces de reconocer la verdad no sólo en la misma Roma, sino en las iglesias de África y de Asia Menor. En algún momento de los primeros veinticinco años de ese siglo (cerca del 220) Tertuliano (De pudicitia, 21) menciona la afirmación de Calixto acerca de que el poder de Pedro para perdonar los pecados le había sido heredado de una manera especial a él. Si la iglesia romana simplemente hubiera sido fundada por Pedro, pero él no hubiera sido su obispo, no habría fundamento para hacer tal afirmación. Tertuliano, como Firmiliano, tenía todo la libertad para haber rechazado esa afirmación. Más aún, él había residido en Roma, y hubiera estado perfectamente posicionado para contradecir eso y argumentar que el episcopado petrino era, según los opositores, una novedad que venía de los primeros días del siglo III y que había suplantado una tradición más antigua según la cual Pedro y Pablo habían sido los cofundadores y Lino el primer obispo. Por ese mismo tiempo, Hipólito (Lightfoot ciertamente tiene razón al atribuirle la autoría de la primera parte del “Catálogo Liberiano” : “Clemente Romano”, 1, 259) coloca a Pedro en el primer lugar de la lista de obispos romanos.

Tenemos un poema, “Adversus Marcionem”, aparentemente escrito en ese mismo período, en el que se afirma que Pedro entregó a Lino “la silla en la que él mismo se había sentado” (P.L. II, 1077). Esos testigos nos llevan al inicio del siglo III. No encontramos muchas evidencias en el siglo II. Excepción hecha de Ignacio, Policarpo y Clemente de Alejandría, todos los autores cuyos escritos han llegado a nosotros son apologistas en contra de judíos o paganos. En tales obras no había motivo para referirse a asuntos como el episcopado romano de Pedro. Ireneo, sin embargo, nos brinda un argumento muy poderoso. En dos pasajes (Adversus Haereses, I, 27, 1 y III, 4, 3) él habla de Higinio como noveno obispo de Roma, empleando una numeración que incluye a Pedro como primer obispo (Lightfoot indudablemente erró al suponer que había alguna duda respecto a la lectura de estos pasajes). En III, 4, 3, la versión latina, es cierto, se lee “octavus”, pero en el texto griego citado por Eusebio se lee enatos. Se sabe que Ireneo visitó Roma en 177. Apenas había pasado un poco más de un siglo desde la muerte de Pedro y bien pudo haber entrado en contacto con personas cuyos padres habrían hablado con el Apóstol. Una tradición sustentada de ese modo debe ser aceptada como libre de toda duda legítima. La sugerencia de Lightfoot (Clemente, 1,64), de que dicha tradición había tenido su origen en el romance clementino, resultó particularmente desafortunada ya que hoy día se sabe que esa obra no pertenece al siglo II sino al IV. Tampoco hay sustento alguno para defender que el lenguaje de Ireneo, III, 3, 3, implica que Pedro y Pablo compartían el obispado de Roma en forma dividida, cosa que jamás ha sucedido en la Iglesia en tiempo alguno. Sí habla, es cierto, de los dos Apóstoles transmitiendo juntos el episcopado a Lino. Pero esa expresión queda explicada si se atiende al propósito de ese argumento, que es defender la doctrina enseñada en la iglesia romana en contra los gnósticos. Por eso Ireneo se vio en la necesidad de acentuar el hecho que la Iglesia había heredado la enseñanza de ambos Apóstoles. Epifanio (“Haer” 27, 6) sí parece insinuar un episcopado dividido, pero lo hace porque aparentemente entendió mal las palabras de Ireneo.

B. Quienes sucedieron a Pedro en esa silla también lo sucedieron en el primado

La historia da testimonio de que desde los primeros tiempos la sede romana siempre ha reclamado para si el primado, y que ese primado ha sido siempre y libremente reconocido por la Iglesia universal. Aquí nos limitaremos a considerar la evidencia aportada por los tres primeros siglos. El primer testigo es san Clemente, un discípulo de los Apóstoles, quien, luego de Lino y Anacleto, sucedió a san Pedro como el cuarto en la lista de papas. En su “Epístola a los corintios” (Ep. 59), escrita en 95 ó 96, él suplica a éstos que reciban a los obispos a quienes había expulsado una facción violenta. “Si algún hombre- dice- desobedeciera las palabras que Dios ha pronunciado a través de nosotros, sepan que ese tal habrá cometido una grave transgresión y se verá en grave peligro” (Ep.59). Además, los exhorta a “obedecer las cosas escritas por nosotros a través del Espíritu Santo”. El tono de autoridad que inspira esa carta es tan evidente que Lightfoot no duda en hablar de ella como “el primer paso hacia la dominación papal” (Clemente, 1, 70). Al comienzo mismo de la historia de la Iglesia, antes de que el último sobreviviente de los Apóstoles hubiese muerto, encontramos a un obispo de Roma, discípulo él mismo de Pedro, interviniendo en los asuntos de otra iglesia y afirmando que él los solucionará con una decisión tomada bajo la inspiración del Espíritu Santo. Ese hecho únicamente tiene una explicación: que en los tiempos en que la predicación apostólica estaba fresca aún en las mentes de los fieles, ya la Iglesia universal reconocía en el obispo de Roma el oficio de cabeza suprema.

Algunos años después (cerca del 107) san Ignacio de Antioquía, en el inicio de su carta a la iglesia romana, se refiere a su primacía sobre todas las otras iglesias. Él la describe como “presidiendo la hermandad de amor [prokathemene tes agapes]. Como bien hace notar Funk, esa expresión no es compatible gramaticalmente con la traducción defendida por algunos escritores no católicos: “preeminente en las obras del amor”. El mismo siglo nos trae el testimonio de san Ireneo, un hombre estrechamente ligado con la edad apostólica puesto que fue discípulo de san Policarpo, quien fue nombrado obispo de Esmirna por san Juan. En su obra “Adversus haereses” (III, 3, 2) vuelve a argumentar en contra de los agnósticos de su tiempo diciéndoles que sus doctrinas no tienen apoyo en la tradición apostólica que ha sido conservada fielmente por las iglesias, cuyos obispos vienen en sucesión desde los Doce. Escribe: “Pero como sería demasiado largo enumerar las sucesiones de todas las iglesias en este volumen, indicaremos sobre todo las más antiguas y de todos conocidas, la de la iglesia fundada y constituida en Roma por los dos gloriosísimos Apóstoles Pedro y Pablo, la que desde los Apóstoles conserva la tradición y la fe anunciada a los hombres por los sucesores de los Apóstoles que llegan hasta nosotros. Así confundimos a todos aquellos que de un modo o de otro, o por agradarse a si mismos, o por ceguera, o por una falsa opinión, acumulan falsos conocimientos. Es necesario que cualquier iglesia esté en armonía con esta iglesia, cuya fundación es la más garantizada- me refiero a todos los fieles de cualquier lugar- porque en ella todos los que se encuentran en todas partes han conservado la tradición apostólica [Ad hanc enim ecclesiam propter potentiorem principalitatem necesse est omnem convenire ecclesiam, hoc est eos qui sunt undique fideles, in qua semper ab his qui sunt undique, conservata est ea qua est ab apostolis traditio]». Enseguida procede a enumerar la sucesión romana desde Lino a Eleuterio, el duodécimo después de los Apóstoles, quien ocupaba entonces la sede. Algunos escritores no católicos han intentado quitarle importancia al pasaje a base de traducir la palabra convenire como “recurrir a “, y entendiendo de ese modo únicamente que los fieles de todos lados (undique) recurrían a Roma para que el flujo de la doctrina de la Iglesia se mantuviera inmune al error. Esa traducción, sin embargo, queda rebatida por la conclusión del argumento, el cual está basado enteramente en la afirmación de que la doctrina romana se mantiene pura gracias a que tiene su origen en los dos Apóstoles fundadores de dicha iglesia, Pedro y Pablo. Las frecuentes visitas de miembros de las otras iglesias cristianas a Roma no añadían nada a eso. Por otra parte, la traducción tradicional es exigida por el mismo contexto, por sobre la cual, aunque ha sido objeto de innumerables ataques, no se ha encontrado ninguna otra con mejores probabilidades reales (véase Dom J. Champman en “Revue Benedictine”, 1895, p. 48).

La afirmación más explícita respecto a la supremacía de la sede romana frente a las otras iglesias se dio en el pontificado de san Víctor (189-198). El Papa se vio forzado a actuar a raíz de una diferencia en la práctica de la fiesta de la Pascua en las iglesias de Asia Menor y el resto del mundo cristiano. Existen elementos que hacen suponer que los herejes montanistas alegaban que la costumbre asiática (o Quartodeciman) era la verdadera y eso hacía indeseable a los ojos del Papa la presencia de comunidades cristianas en las fiestas que se celebraban bajo ese rito porque parecería que con ello las avalaban. Pero, además, en cualquier otra circunstancia, razonaba Víctor, la existencia de una diversidad tan grande en la vida eclesiástica de los diferentes países podría haberse convertido en una característica lamentable de la Iglesia; su misión es precisamente dar testimonio de la unidad y unicidad de Dios (Jn 17, 21). Víctor exhortó entonces a las iglesias asiáticas a que se conformaran a la costumbre del resto de la Iglesia, pero encontró gran resistencia en Polícrates de Éfeso, quien afirmaba que sus costumbres procedían del propio San Juan. Víctor contestó a ello con la excomunión. Hubo de intervenir san Ireneo para suplicarle a Víctor que no cortara sus vínculos con tantas iglesias a causa de un punto que ni siquiera era asunto de fe. Él sabía que el Papa tiene el derecho de ejercer su autoridad, pero le suplica que no lo haga. Del mismo modo, la resistencia de los obispos asiáticos no constituye un rechazo de la supremacía de Roma; únicamente significa que los obispos creían que san Víctor estaba abusando de su poder al quererlos forzar a renunciar a una costumbre para la que ellos contaban con autorización apostólica. Era inevitable que, con el desarrollo y expansión de la Iglesia, se presentaran problemas y cuestionamientos acerca de las condiciones y los casos en que se debería y se podría ejercer legítimamente la autoridad suprema. San Víctor, habiendo visto que su insistencia podría provocar más daño que beneficio, retiró el castigo.

No hace mucho tiempo que una nueva evidencia acerca de ese período salió a la luz en Asia Menor. La inscripción mortuoria del sepulcro de Abercio, obispo de Hierópolis (+ alrededor del año 200), contiene una narración de sus viajes en lenguaje alegórico. El habla así de la iglesia romana: “Él [Cristo] me envió a Roma a contemplar la majestad y a ver a una reina cubierta con un manto de oro y calzada con sandalias de oro”. Es difícil no reconocer en ese texto la descripción de la supremacía de la sede romana. La amarga polémica de Tertuliano, “De pudicitia” (cerca del año 220), fue originada por el ejercicio de una prerrogativa papal. El Papa Calixto había decidido que la rígida disciplina que había estado vigente en muchas iglesias debería ser relajada un tanto. Tertuliano, que ya había caído en la herejía, ataca duramente “el edicto perentorio”, que había sido promulgado por “el supremo pontífice, obispo de obispos”. Las palabras, claro, pretenden ser un sarcasmo, pero igualmente subrayan claramente la posición de autoridad de Roma. Curiosamente la respuesta a este texto proviene no de un obispo católico sino de monje hereje.

Las opiniones de san Cipriano (+258) respecto a la autoridad papal han sido fuente de muchos debates. Indudablemente que él sí sostenía algunas ideas exageradas sobre la independencia de los obispos individuales, cosa que lo situó en posición de conflicto serio con Roma. Sin embargo, su posición es clara en lo tocante al principio fundamental. Él atribuía un primado efectivo del papa como sucesor de Pedro. Está en comunión con la sede de Roma, lo cual es esencial para mantener la comunión católica, describiéndola como “la iglesia principal donde nace la unidad episcopal” (ad Petri cathedram et ad ecclesiam principalem unde unitas sacerdotalis exorta est). La fuerza de esa expresión se percibe mejor cuando se ve a la luz de su doctrina sobre la unidad de la Iglesia. El enseña que ésta fue establecida cuando Cristo fundó su Iglesia sobre Pedro. Mediante ese acto, al dar unidad al cimiento, quedó asegurada la unidad del colegio apostólico. A través de los siglos, los obispos han formado un colegio semejante y están unidos por la misma unidad indivisible. La fuente de esa unidad es la sede de Pedro. Ella desempeña el mismo oficio que desempeñó Pedro durante su vida: ser principio de unidad. Mantener la comunión con un antipapa como Novaciano sería caer en un cisma (Ep. 68, 1). También sostiene que el papa tiene autoridad para deponer a un obispo herético. Cuando Marciano de Arles cayó en la herejía, Cipriano, a petición de los obispos de esa provincia, escribió al Papa Esteban para solicitarle que “escribiera cartas para excomulgar a Marciano y hacer que alguien tomara su lugar” (Ep. 68, 3). Es evidente que alguien que veía la sede romana bajo esa luz ciertamente creía que el papa posee un primado real y efectivo. Al mismo tiempo, no se puede negar que eran poco adecuadas sus ideas respecto al derecho del papa para intervenir en el gobierno de las diócesis gobernadas por obispos legítimos y ortodoxos. En la controversia sobre el rebautismo, el lenguaje empleado por Cipriano ante el Papa Esteban fue agrio e inmoderado. Su error en este asunto no contradice el hecho de que sí admite una primacía que trascendía el simple honor o jurisdicción. Ni debe sorprendernos mucho su error. Es algo normal tanto en la Iglesia como en cualquier organización humana que las implicaciones de un principio general a veces sólo se entienden gradualmente. Frecuentemente, se rechaza al inicio la aplicación dicho principio sobre un asunto particular aunque las generaciones posteriores se preguntan cómo fue posible que alguien se opusiera a ello.

San Dionisio de Alejandría era contemporáneo de san Cipriano. Hay dos incidentes que versan sobre la presente cuestión y que están relacionados con él. Eusebio (Historia ecclesiastica 7, 9) nos ofrece una carta que Dionisio dirigió a san Sixto II acerca de un hombre que, según parece, había sido bautizado inválidamente por herejes pero que por muchos años había estado frecuentando los sacramentos de la Iglesia. En la carta dice que necesita el consejo de san Sixto y solicita su decisión (gnomen), para no caer en el error (dedios me hara sphallomai). De nuevo, algunos años después, el mismo patriarca produjo ansiedad a algunos de los hermanos por haber utilizado algunas expresiones que aparentemente eran incompatibles con la fe en la divinidad de Cristo. Esos hermanos inmediatamente recurrieron a la Santa Sede y lo acusaron de inclinaciones heréticas ante su tocayo, san Dionisio de Roma. El Papa respondió con toda su autoridad para dejar en claro la verdadera doctrina sobre el tema. Ambos acontecimientos son iluminadores para enseñarnos cómo Roma era reconocida por la segunda sede de la cristiandad como poseedora del poder para hablar con autoridad en asuntos doctrinales (cfr. San Atanasio, “De sententia Dionysii”, en P.G. XXV, 500). Igualmente digna de mención es la acción del Emperador Aureliano en el 270. Un sínodo de obispos había condenado a Pablo de Samosata, patriarca de Alejandría, bajo cargos de herejía y había elegido a Domnus en su lugar. Pablo se negó a abandonar la sede y se hubo de acudir a las autoridades civiles. El Emperador decretó que quien fuera reconocido por los obispos de Italia y por el obispo de Roma debería ser reconocido como el legítimo ocupante de la sede. Ese acontecimiento prueba que aún los paganos sabían que la comunión con la sede romana era la señal distintiva de todas las iglesias cristianas. El que el gobierno imperial estuviese plenamente consciente de la posición del papa entre los cristianos obtiene confirmación adicional a partir del dicho de san Cipriano de que para Decio hubiera sido más fácil aceptar la proclamación de un emperador que la elección de un nuevo papa para ocupar el lugar del mártir Fabián (Ep. 55, 9).

Los límites del presente artículo nos impiden ahondar en el argumento histórico más allá del año 300. Pero tampoco hace falta que lo hagamos. Desde el comienzo del siglo IV la supremacía de Roma está escrita en las páginas de la historia. Las preguntas sólo surgen acerca de la primera edad de la Iglesia. Mas los hechos que hemos descrito son más que suficientes para probar ante las mentes sin prejuicios que el primado fue ejercido y reconocido desde los días de los Apóstoles. Claro que el primado no fue ejercido del mismo modo que en tiempos posteriores. La Iglesia estaba aún en su infancia; sería ilógico buscar en ella un proceso totalmente desarrollado de relaciones entre el Sumo Pontífice y los obispos de otras sedes. Fue obra del tiempo el establecer un sistema tal, y su incorporación a los cánones fue algo gradual. Tampoco hubo, además, mucha necesidad de usar el primado cuando la tradición apostólica estaba aún estaba fresca y vigorosa en toda la cristiandad. Es por ello que fue poco frecuente el ejercicio de las prerrogativas papales. Pero cuando la fe se vio amenazada, o cuando la salud de las almas exigía alguna acción, entonces sí intervino Roma. Tales fueron las causas que llevaron a la intervención de san Dionisio, san Esteban, san Calixto, san Víctor y san Clemente, y nadie jamás discutió su primacía como ocupantes de la Silla de Pedro. Si se tiene a la vista aquellos únicos motivos por los que los primeros papas ejercieron su poder supremo, desaparece la afirmación tan firmemente sostenida por los protestantes de que el primado romano tuvo sus orígenes en la ambición de los papas. El motivo que inspiró a esos hombres no fue la ambición terrena sino el celo por la fe y la conciencia de que eran ellos a quienes se les había encargado la responsabilidad de su protección. Los opositores en cuestión llegan incluso a afirmar que es justificable rechazar como evidencia del primado papal cualquier afirmación emanada de Roma, bajo la premisa de que, cuando están en juego los intereses de una persona, no deben aceptarse sus declaraciones como evidencia. Tal afirmación es abiertamente falaz. No estamos tratando aquí acerca de los intereses de un individuo sino acerca de la tradición de una Iglesia; de la Iglesia que, desde los tiempos primeros, es reconocida por la pureza de su doctrina y que tuvo como fundadores y maestros a dos de los Apóstoles principales, san Pedro y san Pablo. Esa tradición, por otra parte, ha permanecido inquebrantada, como lo demuestran una extensa serie de pronunciamientos de papas. Ni está sola. Las enseñanzas sobre las cuales los papas basan su exigencia de obediencia a todas las iglesias cristianas forman parte de un gran cuerpo de testimonios referentes a los privilegios petrinos, y tienen su origen no únicamente en los Padres occidentales sino también en los griegos, sirios y egipcios. El reclamo para rechazar la evidencia que nos llega de Roma puede verse como algo astuto, como parte de un recurso especial, pero no tiene ningún otro valor. Los primeros en emplear este argumento fueron algunos galicanos. Pero ya Bossuet en su “Defensio cleri gallicani” (II, 1. XI, c. VI) lo había repudiado como falaz y carente de méritos.

La primacía de san Pedro y la perpetuidad del primado de la sede romana están definidos dogmáticamente en los cánones anexos de los dos primeros capítulos de la Constitución “Pastor Aeternus”:

“Si alguien dijese que el Bienaventurado Apóstol Pedro no fue constituido por Cristo el Señor como príncipe de todos los Apóstoles y cabeza visible de toda la Iglesia militante; o que era éste sólo un primado de honor y no uno de verdadera y propia jurisdicción que recibió directa e inmediatamente de nuestro Señor Jesucristo mismo, sea anatema”.

“Si alguien dijese que no fue por institución del mismo Cristo nuestro Señor, ni por un derecho divinamente instituido, que el Bienaventurado Pedro tiene sucesión perpetua en su primado sobre la Iglesia universal, o que el Romano Pontífice no es el sucesor del Bienaventurado Pedro en el mismo primado, sea anatema” (Denzinger-Bannwart, «Enchiridion», nn. 1823, 1825). (Cfr. también “Lumen Gentium”, III parte; “Catecismo de la Iglesia Católica”, 862, 863, 869, 880, 881, 882, 883, 884, 891, 892, 936, 937, 1594; Código de Derecho Canónico, Parte II, Sección. I, capítulo I: Cánones 330 y ss., N.T.)

Se puede preguntar qué tanto valor dogmático pueda tener la cláusula del segundo capítulo, en el que se asienta que el Romano Pontífice es el sucesor de Pedro. La verdad es definida infaliblemente. Pero la Iglesia no únicamente tiene poder para definir aquellas verdades que forman parte del depósito original de la revelación, sino también aquellas que están necesariamente conectadas con ese depósito. Las primeras deben sostenerse fide divina; las últimas, fide infallibili. Si bien Cristo estableció el oficio de cabeza suprema, la Escritura no nos dice que Él haya establecido también la ley por la que debe continuarse el primado. Si concedemos que Cristo dejó que esto fuera determinado por san Pedro, queda claro que el Apóstol no tenía porqué haber anexado la primacía a su propia sede; la podía haber anexado a otra. Algunos creen que la ley que estableció la sucesión del episcopado romano se hizo patente a la Iglesia Apostólica como un hecho histórico. En ese supuesto, el dogma de que el Romano Pontífice es para siempre el pastor supremo de la Iglesia debería ser la conclusión de dos premisas: la verdad revelada de que la Iglesia debe tener una cabeza suprema, y el hecho histórico de que san Pedro anexó ese oficio a la sede romana. Esta conclusión, aunque está necesariamente vinculada con la revelación, no es parte de ésta y se acepta fide infallibili. Según otros teólogos, la proposición que nos ocupa sí es parte del depósito mismo de la fe. En este caso, los Apóstoles debieron haber conocido la ley que determina la sucesión del obispo de Roma, no basados en testimonios humanos, sino por revelación divina, y deben haber enseñado eso a sus discípulos como una verdad revelada. Esta es la posición más aceptada. La definición vaticana que dice que el sucesor de san Pedro es siempre el Romano Pontífice es sostenida casi universalmente como una verdad revelada por el Espíritu Santo a los Apóstoles y transmitida por ellos a la Iglesia.

Enciclopedia Católica